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Compras inclusivas: cómo desarrollar buenas prácticas

¿Cómo se trabaja la incorporación de proveedores DEI en la cadena de valor de las compañías? ¿Cómo hacerlo de manera estratégica? ¿Cuáles son los desafíos?

Las compras empresariales que contemplan la diversidad, equidad e inclusión (DEI) forman parte de un paradigma de negocios que ya se abre hacia compañías más humanas. “No da igual a quién contratar, es importante generar un impacto positivo en términos de inclusión social, para los clientes y para los colaboradores de las empresas”, asegura Ayelén Assis, directora ejecutiva de En Buenas Manos, una cooperativa de trabajo creada bajo la premisa de que las personas con discapacidad pueden trabajar. Ofrecen principalmente masajes relajantes para personal de empresas, brindados por personas con discapacidad visual, y snacks saludables, producidos por personas sordas.

Assis cuenta que cuando comenzaron, 11 años atrás, debían convencer a las compañías de que esto era posible, pero que en la actualidad son las empresas quienes llegan a buscar los masajes para beneficiar a los empleados: “Aunque no siempre nos convoca el área de compras, por lo general nos contactan desde Recursos Humanos o quienes trabajan inclusión”, explica.

Según Cintia González Oviedo, CEO de la consultora Bridge The Gap, el área de compras de las compañías es un espacio donde la DEI escasea como implementación estratégica. Si bien existe mucha sensibilización relacionada con temáticas puntuales y efemérides, surge el interrogante de cómo implementar buenas prácticas para sumar proveedores inclusivos de manera recurrente. “En el caso de empresas que trabajan esa estrategia, en primer lugar se establece un mapeo para comprar o incrementar a los proveedores de impacto positivo dentro de las cadenas de valor”, señala la experta y ejemplifica: “Con Bridge The Gap nos pasa que al ser una empresa de mujeres, con una dueña mujer, está mapeada como proveedor de alto impacto”.

En el Grupo Sancor Seguros, la experiencia de incluir el enfoque DEI en sus compras se basó en elaborar un catálogo de 36 proveedores inclusivos de 10 rubros distintos, provenientes de siete provincias de Argentina. Betina Del Valle Azugna, gerenta de Sustentabilidad, explica: “Por el momento se trata de un catálogo interno de proveedores, que se envió a todos los responsables de compras, y tenemos planeado hacer una capacitación para gerentes”.

El catálogo confeccionado por Sancor específica el nombre del proveedor, su impacto (social o ambiental, por ejemplo), además de su ubicación y capacidad productiva. Algunos de los nombres que allí pueden encontrarse son la Cooperativa de Trabajo Textil Anten Limitada, de Ensenada, Buenos Aires, creada como resultado de una propuesta de mujeres desocupadas jefas de hogar; o la Cooperativa Creando Conciencia, que trabaja con personas en contexto de vulnerabilidad económica, quienes recolectan, separan y clasifican residuos.

Así también trabajan en Newsan, firma dedicada a la electrónica de consumo y artículos para el hogar. La compañía llegó a incluir 400 proveedores en su catálogo. Marcela Cominelli, Gerenta Senior de Legales, Asuntos Públicos y Sustentabilidad de Newsan asegura: “Podemos innovar y transformar nuestros productos con un enfoque de Derechos Humanos y promover, además, la diversificación y la generación de puestos de trabajo seguros”. Se trata de un equilibrio, plantea: “También es importante pensar de manera estratégica para cubrir las necesidades del negocio y acompañar la transformación interna de nuestros socios y alianzas estratégicas, al mismo tiempo que motivar el fortalecimiento de pequeños y medianos productores”.

Uno de los principales desafíos a la hora de desarrollar una perspectiva DEI en la cadena de valor es el lugar de poder que tienen las grandes empresas, tanto para la compra como para las negociaciones, frente a proveedores muy pequeños u ONGs en desarrollo. “Es esencial aceptar que esta fuerza asimétrica funciona como un reto”, reflexiona González Oviedo. La experiencia de En Buenas Manos así lo demuestra: “Es importante que las empresas, al contratar proveedores inclusivos, sepan que las cooperativas brindamos estos servicios pero no contamos con grandes estructuras administrativas o financieras, y necesitamos un acompañamiento y flexibilidad en plazos y requisitos, que quizá lo proveedores tradicionales no requieren”, explica Assis. De este modo, detalla que hay algunos circuitos administrativos de las áreas de compras o pagos que hay que sensibilizar: “Con buena voluntad, en nuestra experiencia, hemos dado cumplimiento a los requisitos”.

También es innegable que los beneficios al pactar compras inclusivas por parte de las empresas no solo alcanzan a los proveedores que puedan insertar sus productos y servicios, sino también a las mismas compañías. Según González Oviedo, incorporar proveedores DEI a la cadena de valor de una empresa implica la correcta implementación de una estrategia de diversidad, lo cual lleva a su vez a la innovación. “Por otro lado, contribuye a los objetivos de desarrollo sostenible y a la huella o la marca empleadora de la compañía, que cuando comunica este tipo de trabajos también se beneficia”, aclara la CEO de Bridge the Gap.

Assis va un poco más lejos: “El ideal sería que En buenas manos no exista”, explica. “Que las empresas contraten directamente a las personas con discapacidad en lugar de tercerizar en proveedores inclusivos. Mientras tanto, es esencial que las compañías tomen el compromiso de mirar la trazabilidad de sus negocios hacia atrás, en la cadena de valor“, resume.

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