Un museo para todas las personas: el compromiso del Moderno con la accesibilidad
Por Stephanie Simonetta
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, dependiente del Ministerio de Cultura de la Ciudad, se propone ofrecer una experiencia inclusiva para que el arte y la cultura sean espacios de disfrute y aprendizaje sin barreras. Para eso, desarrolló una atención de calidad basada en el principio del diseño universal y una programación educativa que incluye tanto propuestas diseñadas para personas con discapacidad como distintas actividades integradas. Conversamos con Marina von der Heyde, gerente de sustentabilidad, y Mariana Capurro, coordinadora de accesibilidad, para conocer más sobre este compromiso y su impacto en la experiencia de los visitantes.

– ¿Cómo diseñaron el enfoque de accesibilidad del museo?
Marina von der Heyde (MvdH): El museo viene desarrollando este proyecto desde hace más de 10 años, bajo la dirección de Victoria Noorthoorn. En el 2013 se empezaron a desarrollar distintas áreas y, dentro del área educativa, se empiezan a considerar nuevos públicos y dentro de estos nuevos públicos las personas con discapacidad también entraban en participación. En esa línea empezamos a tomar más contacto con la gente de COPIDIS en ese momento y empezamos a generar un diálogo que se volvió cada vez más activo.

Y en 2017 empezamos un proceso para certificar como museo accesible. Empezamos ese proyecto antes de la pandemia y cuando volvimos retomamos con más fuerza y terminamos de certificar en el 2022 en todas las dimensiones que nos exigieron: una parte más de programas o de actividades y todo lo que es infraestructura del museo, que tuvimos que adaptar. Aprovechamos la pandemia para, gracias a la donación de la Asociación de Amigos del Museo, instalar una elevadora para sillas de ruedas y realizamos todas las adaptaciones, tanto del edificio como de la señalética, como el desarrollo de la atención y desde la experiencia de los visitantes.
Mariana Capurro (MC): Yo llegué al museo hace cuatro años con un trabajo muy facilitado. Llegar a un espacio donde te encontrás desde el punto de vista del edificio, la voluntad, las intenciones, tanto trabajo previo, realmente hace todo mucho más sencillo. Porque por más de que desde el área educativa trabajemos con los contenidos, no es lo mismo invitar a un grupo de personas a una visita a un lugar al que pueden acceder absolutamente a todos los espacios y que realmente te ponen en igualdad de condiciones del punto de vista del acceso físico.
-¿Cómo trabajan para que el enfoque de accesibilidad sea transversal?
MvdH: La convicción de la dirección es súper importante para implementar esto. En todo lo que les bridamos a los visitantes hay un trabajo previo que es hacia adentro, capacitando los equipos de atención al público y el propio equipo interno dentro de oficinas para contemplar la mirada accesible en la diaria en todo lo que hacemos: desde el diseño de las exposiciones a la atención del visitante. Hay atrás mucho trabajo en proponer ideas para reducir barreras, generar apoyos, ver cómo se adaptan las exposiciones.
MC: La accesibilidad es un trabajo transversal hacia el interior del departamento educativo y también hacia el resto de los equipos del museo a través de la capacitación. Hay todo un trabajo, que por ahí no se ve, de todos los equipos para contribuir en el diseño a una mejor accesibilidad de las muestras.
Además tenemos los recorridos orientados.Todos los días a las cuatro a tarde tenemos a cargo un recorrido público, una visita de público general que es gratuita. Cuatro veces al mes esas visitas se orientan a públicos específicos, siendo siempre inclusivas. Las personas con discapacidad por supuesto pueden venir en cualquier momento pero una vez por mes, por ejemplo, la visita está orientada a personas ciegas. Vienen los visitantes que quieran, pero el contenido está sobre todo pensando en este público en particular.
Buscamos incidir en ese en ese recorrido, en esa narrativa, para que sea más interesante para un público u otro. La visita orientada a la comunidad sorda tiene servicio de interpretación en Lengua de Señas o a veces puede ser una visita directamente en Lengua de Señas. Y después tenemos también una visita en lenguaje claro.
-¿Qué consideran importante a la hora de incorporar una perspectiva de accesibilidad? ¿Qué le recomendarían a organizaciones que estén comenzando a transitar este camino?
MvdH: Lo primero es tener la voluntad de querer hacerlo. O sea, quien sea que tome la decisión tiene que tener la voluntad de hacerlo porque si no, no hay manera de desarrollar nada.
Y después, hay muchas cosas que no necesariamente implican una inversión de presupuesto o un cambio gigantesco, sino que lo que hay que tratar de ver primero es qué tenemos, qué puede ser modificable fácilmente. Hay detalles que ya te llevan en esa línea, que no implican mucho presupuesto.
MC: Sí, primero está la voluntad y después está la experiencia de ir trabajando con lo que vamos encontrando en el camino.
Por ejemplo, respecto de la comunidad sorda, en un principio, teníamos un intérprete. Después entendimos que la comunidad sorda argentina, la CAS, tiene ciertos estándares de buenas prácticas y entonces ahí se recomienda un equipo conformado por dos intérpretes y una persona sorda. Tener estas tres personas trabajando en conjunto permite un descanso, una calidad de lo que se hace. Además de que el equipo sea recomendado por la CAS, porque hay intérpretes que por ahí están empezando a trabajar y tendrán mucha voluntad, pero a lo mejor no tienen la experiencia suficiente para llevar a cabo un trabajo como éste, que es muy complejo porque la comunidad sorda tiene su propia lengua. Y es una lengua que se va haciendo a partir de la necesidad que tiene de nombrar ciertas cuestiones.
Como en todo, se requiere de la participación de las personas sordas en la comunidad artística para que las personas puedan ampliar su lengua hacia los tecnicismos, las particularidades, entonces no es fácil. Por eso vamos mejorando nuestra tarea, conectando con otros espacios de accesibilidad cultural, con otros espacios específicos de enseñanza y aprendizaje como las escuelas, con otros museos.
En el transcurso de estos años pasamos de mejorar mucho la calidad de nuestros equipos a partir de las recomendaciones específicas de la comunidad sorda. Empezamos a pensar, para 2025, una nueva modalidad de interpretación donde a través de dos o tres visitas seguidas en la misma sala, ya para la segunda o tercera vez que se produce el mismo recorrido, ya en vez de ser los intérpretes quienes toman la palabra, que sea la persona sorda quien lo haga y el público entonces reciba una lengua de señas más sensible, más directa, más interesante también.
Hay algo que siempre planteamos que es importante y tiene que ver con la incidencia política: a partir de estas acciones se empieza a cambiar las prácticas y a cambiar la mirada respecto de qué es un museo para todos, quiénes son todos.
-¿Cómo funciona la articulación con organizaciones? ¿Qué otros ejemplos pueden contarnos?
MvdH: La articulación a veces es con el sector público, a veces es con el sector social y a veces también con el sector privado. En este caso nosotros estamos articulando con varias empresas que a través de la Asociación de Amigos acompañan el programa pero a la vez hay una empresa que es Háblalo, que ayuda a personas con dificultades en comunicación que nos acompaña hace varios años. La tenemos instalada en el museo y ahora estamos viendo cómo mejorar esa experiencia. También articulamos con CILSA, por las sillas de rueda de recepción.
MC: Con Fundación Visibilia, por ejemplo, ya había un trabajo iniciado de años. Es interesantísimo porque a través suyo también se da trabajo personas con discapacidad que son validadores de los recursos que producimos en conjunto. Son recursos específicamente orientados para personas del espectro autista y personas con discapacidad intelectual que están disponibles para anticipar, sobre todo, y también a veces algunas de las exposiciones pueden ser bastante complejas, entonces se busca algo parecido a lo que sería una visita guiada pero pensando en una visita autónoma porque muchas veces la persona no puede venir a las 4 al recorrido que ofrecemos. Es una alternativa pensando en ampliar las posibilidades.
Cuando vienen escuelas que tienen chicos integrados también se facilita este recurso y ayuda mucho a los equipos técnicos o docentes o a las familias para acompañar en esa visita y enriquecer mucho más.

MvdH: Incluimos a las personas con discapacidad en el proceso de generación de contenidos porque los validamos con organizaciones, como la Biblioteca Argentina de Ciegos. Otra de las organizaciones que ya nos viene acompañando hace unos cinco años es la Fundación Ninawa Daher, con quienes trabajamos con la comunidad no vidente o ciega, que nos permiten contar con distintos apoyos entre los cuales están las reproducciones 3D de obras. Fue gracias a ellos que pudimos activar un espacio táctil que tiene obras en escala para que se puedan tocar y dimensionar desde otro sentido.
MC: Y también donaron los planos hápticos del museo. El museo cuenta con distintos planos para cada piso y un espacio táctil súper interesante. Todos los museos tenemos protocolos bastante estrictos respecto de la conservación de las obras, por lo que muchas veces no se pueden tocar. Entonces esto es una posibilidad interesante desde el punto de vista educativo. Por supuesto nunca es igual tocar una reproducción que tocar una obra original, pero se hace un mix: algunas veces se autoriza acceder a las obras de forma física en sala y otras veces no.
Entonces este set de elementos educativos nos da la posibilidad de complementar el relato verbal, la narrativa de esas obras cuando acompañamos con una visita guiada. Y también audio descripciones que tenemos disponibles, que también es una forma de autonomía que las personas tienen: en cualquier momento llegan al museo y el espacio táctil está disponible y las audio descripciones de esas obras también.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que las personas con discapacidad están en todos los ámbitos, la discapacidad no discrimina por género ni por clase social. Y muchas veces encontramos que hay personas que no tienen diagnóstico, sobre todo en espacios de alta vulnerabilidad social, lo vemos en organizaciones infantiles, en Hecho Buenos Aires o en el Isauro Arancibia. Ahí realmente es interesante ampliar la mirada respecto de lo que pueden hacer estos espacios de cultura por lo social. Por ahí a través de estas articulaciones estas personas empiezan a venir más seguido. Podemos fortalecer los vínculos del mundo público, privado y el tercer sector para ayudar a estas personas a que consigan una mejor calidad de vida.
MdVH: En esta línea, hay un ámbito a contemplar que es el territorio: el museo es hacia dentro y hacia afuera.
-¿Cómo reciben retroalimentación de los visitantes en lo que respecta a accesibilidad?
MvdH: La retroalimentación la recibimos por medio de la palabra o de la de la experiencia directa de las personas que están recibiendo a personas con discapacidad en el museo. Pero también a través de distintos medios que facilitamos en la encuesta de evaluación de la experiencia, donde recibimos comentarios vinculados por ejemplo a la necesidad de más apoyos: “necesitamos que haya descansos en los pasillos”, “nos gustaría poder recorrer la sala con un perro guía”, que ya empezó a ocurrir.
Esa oportunidad de intercambio la verdad que suma mucho y nosotros lo que lo que tratamos ahora es de ir incorporando ese feedback dos o tres veces por año para generar los ajustes.
-¿Con qué desafíos se encuentran en el proceso de construir un museo más inclusivo y accesible?
MC: Un gran desafío es algo que hablamos mucho con la Biblioteca Argentina de Ciegos. La importancia de pensar, dentro de nuestras acciones, lo que llamamos capacitación de públicos. Hay algo muy común a todos los museos de arte contemporáneo del mundo, que es que muchas veces el público general no se imagina lo que va a encontrar. O tiene una idea del museo que a lo mejor no se condice con lo que luego el museo es. Los planteos o las cuestiones de interés en un museo de arte contemporáneo a lo mejor son más cercanas a la filosofía, o a la performance, al teatro, que por ahí a las artes plásticas las bellas artes, y eso es un gran desafío.
MvdH: También hay un desafío muchas veces con los propios artistas, de cómo es esa dinámica para que una obra sea accesible.
MC: Hay artistas contemporáneos que están vivos, hay artistas de la colección que ya no viven, entonces hay cosas que podemos hacer y hay cosas que no. Son desafíos que hacen a la propia práctica, ahí interviene la creatividad de los equipos. La accesibilidad es un proceso que da siempre para para seguir pensando, y el arte contemporáneo también, son saberes que están vivos, en construcción.
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