Amor romántico y tareas de cuidado
¿Cómo impactan la dimensión económica y política del amor en la sociedad? ¿Cómo se relaciona al amor romántico con la violencia? En el primer episodio de la segunda temporada del podcast Speak up Diversidad, Virginia Meneghello entrevista a Coral Herrera Gómez, doctora en Humanidades y experta en Teoría de Género, quien viene investigando desde hace años el amor romántico desde una perspectiva multidisciplinar.
A continuación compartimos un extracto de la entrevista, para escucharla completa hacé click aquí.
El amor tiene distintas dimensiones: económica, política, social, familiar. Tal vez se habla más de la familiar y la social y no de las otras. Y ahí quiero, digamos, poder hacer más foco en la dimensión económica y política del amor romántico.
El amor romántico es una estafa porque tiene unas dimensiones económicas brutales. Es decir, todos los años las mujeres generamos 13 billones de dólares a la economía mundial. Trabajando gratis lo hacemos sin remuneración, sin salarios, sin permisos de maternidad, sin permisos de por enfermedad, sin jubilación, sin cotizar, sin vacaciones y sin días de descanso.
Y bueno, pues de alguna manera los hombres viven ese privilegio y desde ese privilegio yo entiendo que es muy difícil construir relaciones bonitas donde podamos disfrutar del sexo y del amor y donde podamos realmente trabajar en equipo, porque lo hacemos desde una posición completa de desigualdad en la cual nosotras nos dedicamos a cuidar el hogar, a cuidar a los familiares enfermos y con discapacidades, a cuidar a nuestros mayores, a nuestros familiares con dependencia, niños y niñas, bebés, mascotas, ganado, plantas, jardín, huerto. O sea, es una locura la manera en que está construida la relación heterosexual, ¿verdad? del amor romántico.
Una de las cuestiones es que nos demos cuenta de que nosotras, las mujeres, no hemos venido al mundo ni a servir, ni a entregarnos, ni a sacrificarnos, ni a renunciar. Y que un poco la gran estafa de la modernidad ha sido hacernos creer que podíamos incorporarnos al sistema del mercado laboral para tener autonomía económica, porque también ha sido otra gran estafa. Ellos no se han incorporado masivamente al sistema de cuidados, ¿verdad?
Esto implica que nosotras tenemos todas doble y triple jornada laboral y nos dimos cuenta, sobre todo en la pandemia, cuando nos vimos trabajando, atendiendo el hogar, atendiendo desayunos, comidas y cenas, más los niños y la educación de los niños y las niñas. Entonces ahí tomamos conciencia claramente de que era imposible absolutamente poder conciliar, que es otro de los grandes mitos el mito del amor romántico y la familia feliz, el mito de la conciliación, ¿no? de que es posible hacerlo todo.
Y eso yo creo que ha supuesto una trampa, porque nos dicen si ahora las mujeres somos iguales, nos casamos con los hombres. Cada uno trabaja, ¿verdad? Pero luego nosotras pues el doble de tiempo dedicamos en casi todo el mundo a las tareas de cuidados y esto implica que ellos tienen mucho más tiempo libre que nosotras. Y este indicador a mí me parece esencial, ¿no?
Cuando me preguntan ¿y cómo podríamos hacer para construir relaciones igualitarias? Y digo realmente igualitaria sería cuando todos tengamos el mismo tiempo y la misma energía, porque ahora mismo ellos tienen muchísimo más, el doble. En concreto, para dormir, para estudiar, para afianzar idiomas, para disfrutar de sus pasiones, de su gente querida, para hacer ejercicio, deporte al aire libre, arte de todo, para vivir la vida y para disfrutarla. Así que bueno, pues yo creo que es súper importante que podamos hacer ese análisis de cómo detrás del amor en realidad hay toda una estructura de opresión, de dominación y de sumisión.
¿Cómo llegamos a vincular amor romántico con violencia y cómo muchas veces desde el amor se justifica la violencia?
La violencia se sustenta sobre unos mitos, al igual que el amor romántico que se van perpetuando y que los medios de comunicación se encargan de perpetuar unos estereotipos y unos mitos. Pero además, la industria cultural se dedica a romantizar la violencia mostrándola como una prueba de amor. El hombre que te mata es porque te ama muchísimo, no, el hombre que te pega es porque te quiere mucho y no se puede contener, ¿verdad? No puede contener su miedo a perderte, no puede contener la rabia porque no le obedezcas, no, y todo eso se debe al amor, ¿verdad?
Entonces, bueno, pues nos estamos dedicando desde hace mucho tiempo a hacer entender a la gente que estas frases que están en nuestro imaginario colectivo como por ejemplo: Quien bien te quiere te hará llorar. Los que más se desean son los que más se pelean. Esta de los amores reñidos son los más queridos, ¿no? Y del amor al odio hay un paso. Son frases que están en nuestro imaginario, que están en nuestra cultura y que tenemos que ir desmontando poco a poco y hacer entender que tú cuando quieres a una persona la quieres ver bien, ¿no? Y la quieres feliz, no la quieres destrozada ni la quieres muerta.
También es muy importante entender que los hombres tienen que asumir que no es no. Es decir, que cuando una mujer les quiere dejar, pues eso, ¿no? Que las mujeres somos libres para estar en una relación y para dejarla, porque cuando más nos matan es precisamente cuando queremos dejar las relaciones y cuando nos queremos separar. Así que los hombres tienen que entender esta dimensión de que nosotras tenemos derecho, como cualquier ser humano, a empezar y a terminar nuestras relaciones en total libertad.
Y bueno, pues desde esta perspectiva lo que hay que entender es que también no solo duelen los golpes, ¿no? Decía Pamela Valenciano, una activista y compañera, también duele mucho el maltrato psicológico y emocional y que la violencia de control y la violencia emocional, pues mantienen presas en cárceles a millones de mujeres en el mundo. Y digo millones porque son millones las que están en relaciones en las que ellos, ejercen de reyes autoritarios, de pequeños dictadores dentro de su hogar que castigan duramente la desobediencia. La disidencia ¿no? Y que bueno, se trata entonces de que los niños tienen que aprender a relacionarse con nosotras como iguales y a tratarnos como compañeras, no como sirvientas, ni como esclavas, ni como criadas. Y este es el reto más grande que tenemos por delante para para poder acabar con la violencia. Que además los niños dejen de ser criados en una cultura que les hace creer que las mujeres somos malvadas, perversas, retorcidas, manipuladoras, mentirosas, chantajistas y que somos caprichosas e irracionales.
Desde muy pequeños los niños son enseñados a temer a las mujeres y al amor, que sería para ellos como el instrumento con el cual las mujeres les hechiza, les quitamos la voluntad, les vaciamos la cartera y le chupamos toda la sangre. Nosotras siempre aparecemos como malvadas malignas y creo que es hora de empezar también, incluso nosotras, las mujeres, a desmontar la misoginia que hemos aprendido que tenemos dentro. Porque desde muy pequeñas se nos hace creer que las mujeres entre nosotras somos una amenaza. Así que bueno, a mí me parece que lo más importante para acabar con la violencia es acabar con la misoginia, que es el odio irracional hacia las mujeres.
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