Ciervos Pampas: donde el rugby se convierte en transformación social

Por Fernando Villalba

Ciervos Pampas Rugby Club es un equipo con una fuerte mirada de diversidad sexual y derechos humanos. Su recorrido, que comenzó con el rugby, hoy se amplía a otras disciplinas, alianzas con empresas y talleres en espacios laborales. Porque posicionarse también es posible fuera de la cancha.

Ciervos Pampas es el primer club de rugby de diversidad sexual de Latinoamérica, y no se trata de un mero eslogan. Es, esencialmente, la declamación de una necesidad. ¿De cuál? De un espacio donde el deporte pueda practicarse libre de discriminación y violencias sistemáticas, lo que también implica garantizar el compromiso con los derechos humanos. Una cuestión que, muchas veces, un club tradicional no puede ofrecer.

“En Ciervos no hablamos de inclusión, sino de transformación social”, aclara Caio Varela, presidente del club. “Tenemos una perspectiva horizontal en la que construimos colectivamente eso que nos transforma a todos, al espacio, a la vida… y que impacta en el deporte. Tenemos otras disciplinas en el club, pero empezamos con el rugby, que es un deporte donde tenés que cuidar a tu compañero. No es un deporte individualista, sino que los quince tienen que jugar juntos para que funcione el juego”.

“El rugby permite todos los tipos de cuerpos y de habilidades. Tenés los más gordos, los más flacos, los más bajos, los más estratégicos, los más rápidos, los más habilidosos con la pelota”, señala. Y es esa diversidad, que el deporte pone de manifiesto, lo que para Caio se puede y debe extrapolar al mundo del trabajo: “Es entender que la diversidad no es una adversidad en el ámbito laboral, sino todo lo contrario: todas las miradas diferentes, las historias y experiencias de cada uno aportan para que las empresas avancen. Es un potencial no solamente humano, sino también económico”.

Con el apoyo de empresas tuvieron “un sponsor de peso que dio una nueva estructura organizativa a nuestro espacio”, reconoce el presidente de Ciervos. Ejemplos de estas alianzas son la cadena de gimnasios OnFit, que ofrece pase libre a sus jugadores; Quilmes, que les ha brindado bebidas; Banco Macro y SMS Latinoamérica, que los acompaña con la contabilidad.

No obstante, que las empresas buscaran respaldar al club no fue un paso obvio: primero, debieron formalizarse como asociación civil y club deportivo social, lo que lograron en 2017. Esto hizo que el equipo pudiera “articular de manera más interdisciplinaria lo que defendemos, como la promoción, garantía y defensa del derecho humano al deporte para todos”. Y así, fruto de un trabajo territorial, fueron desarrollando alianzas con organizaciones y organismos internacionales como ONUSIDA y la Embajada de Alemania, por mencionar algunos.

“Con algunas empresas también damos talleres sobre diversidad, como forma de visibilizar el trabajo que hacemos y compartir nuestras metodologías”, cuenta. En ese sentido, Caio remarca el valor de las acciones concretas de promoción de la diversidad en el sector laboral, con políticas internas sostenibles y reales, que sean una parte integrada de la cultura empresarial. “Creo que este es un momento interesante para que reflexionemos y evaluemos sobre la fragilidad de algunas políticas”, concluye.