Nunca Madres: repensar la noción de familia en el ámbito laboral
¿Qué barreras enfrentan en el ámbito laboral las mujeres que deciden no tener hijos? ¿Qué rol pueden jugar las empresas para amplificar la conversación sobre las no maternidades por elección? ¿Qué cambios en las políticas corporativas son necesarios para promover el respeto por la decisión de no ser madres?
Por Stephanie Simonetta
¿Qué barreras enfrentan en el ámbito laboral las mujeres que deciden no tener hijos? ¿Qué rol pueden jugar las empresas para amplificar la conversación sobre las no maternidades por elección? ¿Qué cambios en las políticas corporativas son necesarios para promover el respeto por la decisión de no ser madres? En diálogo con Diversa, las fundadoras de la comunidad Nunca Madres contaron sobre su experiencia trabajando en consultoría y sensibilización para empresas.
La comunidad Nunca Madres nació en plena pandemia a partir de los intercambios entre Isa Cortés (de Colombia) e Irán Sosa (México), dos mujeres que decidieron no ser madres. Antes de conocerse ya ambas habían resuelto no ser madres, por razones y bajo circunstancias muy distintas. Compartir esta elección fue lo que las unió e impulsó a cofundar la primera comunidad latinoamericana hispanohablante que agrupa mujeres que han decidido no maternar y a aquellas que están en proceso de decidir si quieren ser madres o no.
Buenas prácticas para evitar los “impuestos a las no maternidades”
Uno de los principios de la comunidad Nunca Madres es que no antagonizan con las mujeres que son madres ni con sus hijos, sino que, por el contrario, buscan tender puentes: “para hacer valer nuestros derechos nos necesitamos todas unidas” señala Irán.
Entonces, a la hora de pensar en buenas prácticas que las empresas pueden implementar para tener en cuenta las necesidades de quienes deciden no maternar, ambas especialistas plantean políticas beneficiosas para todas las personas, como horarios de trabajo más flexibles o incluso la semana laboral de cuatro días que ya se está implementando en algunos países. “Cuando las horas de trabajo son tan rígidas, es normal que las madres tengan que tomarse algunos días por algo relacionado con sus hijos. Lo que no nos parece normal es que la empresa diga ‘pues toda la carga de esta persona se la tiro a ella porque no tiene hijos’. Entonces esas personas terminan haciendo el trabajo de dos, pero recibiendo el salario de uno” explica Isa.
En palabras de Irán, esto es un ejemplo de impuesto a las no maternidades, como también lo es no tener prioridad a la hora de elegir las fechas de vacaciones. Así, es importante que las compañías se pregunten cómo pueden promover el equilibrio entre vida laboral y vida personal de todo su equipo de trabajo sin dejar a nadie afuera. En este sentido, Isa también propone “poner en práctica un sistema de beneficios robusto, que tenga políticas de tiempo libre, asistencias adicionales a madres y no madres y asistencia de salud mental”.
La sensibilización y los espacios informativos en ámbitos laborales son otro punto fundamental para desarticular ciertas prácticas instaladas. Por ejemplo, “si los hombres, o sea los padres, pueden liberar a las madres de los cuidados, no solamente generamos un equilibrio en casa, sino que también disminuyen las probabilidades de recargar en el trabajo a las que no tenemos niños” sostiene Isa. Como parte de los servicios que ofrecen desde la comunidad Nunca Madres, ya han desarrollado talleres y participado en ERGs (employee resource groups) de empresas como HSBC México.
Por último, las dos profesionales plantean la necesidad de que las organizaciones cuenten con mecanismos concretos y eficientes para evitar la discriminación que muchas veces sufren las mujeres en los ámbitos laborales, tanto por ser madres como por no serlo: “Una porque está más ocupada en los hijos, entonces según la empresa ‘va a rendir menos’. La otra, porque no es mamá, ‘no necesita el dinero, entonces tampoco va a necesitar el ascenso’. Entonces hay discriminación en temas de salarios y de crecimiento profesional dentro de las empresas. Y hasta que los mecanismos no sean lo suficientemente fuertes para realmente asegurarles a las mujeres que no van a ser castigadas por hablar de manera abierta sobre casos de discriminación, es muy difícil que todas estas políticas funcionen” concluye Isa.
Ampliar la mirada sobre la familia y los cuidados
En cuanto a los desafíos para los espacios de trabajo, quizás el más importante implique repensar la noción que tenemos sobre la familia y expandirla más allá de la familia nuclear que solo incluye madre, padre e hijos: “Las mujeres que no tenemos hijos tenemos mamás, papás, hermanos, un marido -si estamos en pareja- o una pareja no necesariamente con quien estemos casadas. Muchas de nosotras también tenemos animales de compañía” sostiene Isa. “En México en mayo es el Día de las madres y solo las que son mamás tienen el día libre. Yo no soy mamá, pero tengo madre y quiero ir a festejar con ella” ejemplifica Irán.
Las políticas corporativas suelen contemplar cierta flexibilidad para llevar a los hijos a la escuela o al médico, pero no tienen en cuenta otro tipo de parentescos, como por ejemplo padres adultos mayores que también requieren de ciertos cuidados: “Si bien no tenemos hijos biológicos, seguimos ejerciendo cuidados, porque somos mujeres y –si bien estos no deben limitarse solamente a las mujeres-, ya estamos socializadas para eso. Todas las personas necesitamos cuidados, es el sostenimiento de la vida misma” destaca Isa.
En este sentido, ambas proponen una perspectiva integral de los cuidados, que contemple a los niños, pero también a adultos mayores, personas con discapacidad, e incluso animales de compañía. Irán comparte la iniciativa de la empresa Netflix: “Así como tienen una política de beneficios para guarderías para las hijas e hijos de los empleados, ya empezaron a poner una política de guarderías de tu perro o gato. Lo más valioso y significativo creo que es empezar a repensar la palabra familia” resalta.
Asimismo, destaca la importancia de tener en cuenta, también, el autocuidado. En su propia experiencia, cuando se encontraba tomando la decisión sobre si quería maternar o no, “trabajaba de sol a sol, tenía un puesto directivo y horario de entrada pero no de salida. Entonces imagínate estar atravesando un proceso tan complejo, como puede llegar a ser decidir si quiero ser madre, con este tipo de trabajos. Tu salud mental evidentemente se ve afectada” explica.
Oportunidades por delante
El creciente número de mujeres que deciden no ser madres representa un segmento demográfico importante que muchas empresas aún no han considerado plenamente. Esta situación plantea varias oportunidades que las organizaciones podrían estar desaprovechando. Isa señala que “aquellas personas que no tenemos hijos tenemos un porcentaje de nuestro salario libre. O sea, tenemos capacidad de gastar nuestro dinero en otras cosas, porque no tenemos la responsabilidad de sostener hijos, su alimentación, estudio, etc.” y se pregunta: “¿Por qué no pensar desde las empresas en líneas de productos que sean específicamente marketeadas para mujeres que no tenemos niños?”.
Así, la profesional plantea que este tipo de estrategias de marketing podría contribuir a sensibilizar a nivel social y visibilizar las realidades de las mujeres que eligieron no maternar: “El sistema no nos ve. Si nos viera, sería beneficioso para ellos, pero más beneficioso sería para nosotras” concluye.
Más allá del potencial rédito económico, al abordar las necesidades y deseos específicos de quienes eligen no ser madres, las empresas tienen la oportunidad de formar parte de la conversación sobre la diversidad de roles y elecciones de las mujeres. Esto no solo beneficia a quienes han optado no tener hijos, sino que también promueve una mayor comprensión y respeto por las diversas elecciones de vida y contribuye a lograr espacios de trabajo más inclusivos.