FITS, el festival que explora género, tecnología e innovación
Se celebró la segunda edición del Festival de Innovación y Tecnología Social (FITS Género) organizado por Wingu y Grow, que brindó un universo de ideas para garantizar mayor equidad, muchas de ellas ya aplicadas con éxito en las empresas y organizaciones que se presentaron.
El FITS es un espacio de diálogo e intercambio de conocimientos centrado en la intersección entre género, tecnología e innovación. Las charlas de la segunda edición ahondaron en violencia de género y en el colectivo LGBTIQ+ en el ámbito digital, equidad de género, accesibilidad, desarrollos tecnológicos y la problematización de las masculinidades en la virtualidad.
Con un 40% del cupo femenino en la compañía, el equipo de Newsan presentó el panel “Impulsando la equidad de género en el mundo empresarial”, donde citaron la política de 180 días de licencia para todas las personas con hijes (gestantes, no gestantes y adoptantes). En sus programas contemplan una hora más para que sus empleados acompañen a sus hijes al colegio y estén más presentes. También tienen una licencia para momentos difíciles, como pueden ser las internaciones hospitalarias y el duelo de un ser querido.
Para reducir la violencia y el acoso en el entorno laboral, sus proveedores y trabajadores deben firmar el Protocolo contra las Violencias de Género ―que es de uso libre y está disponible en su sitio (Newsan)―. El Programa de Convivencias, ideado para involucrar a toda la empresa en el aprendizaje del respeto, y el Programa Más Mujeres, que muestra que las mujeres pueden incorporarse y permanecer en las industrias, son ejemplos de cómo el concepto de equidad se lleva a la acción en prácticas empresariales.
En “El futuro del trabajo: equidad de género en la era de la inteligencia artificial”, Sur Futuro, un hub de investigación para movilizar el conocimiento hacia políticas públicas para el futuro del trabajo, brindó detalles de los estudios que realizan sobre la desigualdad de acceso a las tecnologías. A la pregunta de qué tecnología necesita desarrollar una empresa, le sigue necesariamente la respuesta fundada en la adaptación a la realidad latinoamericana.
La IA redefine los espacios económicos: lo datifica todo, y hacerlo es dejar a los datos el poder de decidir en base a los algoritmos. Por eso, a medida que la IA se expande, se reproducen las desigualdades que gobiernan el plano analógico. Si hay algo que esta charla dejó en claro es que los datos no son neutrales; implican sesgos al reproducir patrones en función de intereses específicos.
También se recalcó que menos de un cuarto de las personas que trabajan en Ciencia y Tecnología son mujeres, que ocupan posiciones de diseño, infraestructura y testeo; mientras que conforman el 35% de graduados en esas industrias.
Por otro lado, una de las frases más potentes que se pronunciaron en la jornada fue sin dudas: “La violencia digital de género daña la democracia”. Este eje se analizó en paneles como “Masculinidades, implicaciones y responsabilidades en redes sociales” y “Activismo digital: herramientas y estrategias”, que tienen en común el papel protagónico de las herramientas digitales para organizar espacios de intercambio y marchas que nutrieron a la ola feminista contemporánea. No obstante, esta ola no surgió sin resistencia: el backlash (reacción negativa de grupos contra algo que se vuelve popular) se tradujo en ataques persistentes de trolls que dañaron la salud mental de muchas referentas que, ansiando protegerse, se exiliaron de las redes sociales. Allí es donde se eleva la amenaza de la democracia como insignia de la actualidad, de la mano de grupos que encuentran blindaje en las corrientes políticas de derecha.
En este punto se torna urgente la aplicación de la Ley Olimpia, que reconoce y combate la violencia digital de género y también alerta sobre el incremento de las agresiones que dispararon ataques sistemáticos hacia la población LGBTIQ+ en la vía pública.
A propósito del lugar de las masculinidades en la equidad de género, se señaló que la lucha feminista produce un resquebrajamiento en ellas, y que en algunos casos da origen a subculturas misóginas que tratan de fortalecerse. Problematizar la construcción sociocultural de los varones implica también hablar de las imágenes compartidas sin consentimiento (por ejemplo, en grupos de trabajo). Al respecto es relevante mencionar la Ley Belén que aspira a resguardar la privacidad y el consentimiento penalizando este delito.
Cada uno de los paneles del FITS brindó un acercamiento a desafíos actuales en materia de género, diversidad y derechos humanos en general. En tanto, activistas, académicos, profesionales de las STEM, empresarios y funcionarios públicos continúan empujando las barreras de acceso para garantizar mayor equidad de clase y género, entre otras intersecciones con las que la sociedad está aún en deuda.