Discursos de odio: la necesidad de que las empresas tengan un posicionamiento claro
Por Fernando Villalba
En un contexto de continuos ataques a distintos grupos vulnerados, Conectando Derechos brinda recomendaciones que puede adoptar el sector empresarial ante los discursos de odio.
La preocupación por el retroceso del respaldo en derechos humanos se cierne sobre la sociedad, y el mundo empresarial no está exento. Diversidades, mujeres, y muchas otras comunidades enfrentan un escenario hostil y es, en este marco, que Conectando Derechos hace un llamado al sector empresarial.

“No son momentos para quedarse callades, porque si no parece que el discurso de odio prevalece”, señala Denisse Cufré, abogada, especialista en Derecho Internacional con perspectiva en DDHH y activista LGBT. “Si las empresas tienen prácticas inclusivas y están comprometidas con el respeto a los derechos de las personas LGBTIQ, si acompañan la marcha en noviembre, entonces pronunciarse públicamente en estos momentos y decirle a sus trabajadores que están en un espacio seguro, que van a seguir respetándose sus derechos, es importante”, afirma la Board de Conectando Derechos, una organización que defiende y aboga por estas comunidades. Estas palabras las comparte en respuesta a la consulta de qué puede hacer el sector ante los atroces dichos del presidente argentino, y los continuos embates que su gestión realiza, con el ojo especialmente puesto en el género y las diversidades.
Buenas prácticas para empresas: del compromiso a la acción
Para que las empresas respalden, efectivamente, los derechos humanos, Denisse considera que el primer paso lo tienen los directivos. “Si la alta dirección tiene una expresión del interés real de trabajar por la inclusión de las personas, recién ahí se puede derramar en el resto de la empresa”, explica.
En segundo lugar, identificar aquellas prácticas que puedan generar impactos negativos en las personas LGBTIQ+. “A partir de esos efectos, tomar medidas para evitarlos o mitigarlos incluso. Tener un plan de acción para eso. Por ejemplo, si este año mis riesgos están relacionados con un lugar en el que estoy operando, donde la comunidad es abiertamente discriminadora o es homofóbica, tengo que poder detectar que esto podría ser un riesgo para mis trabajadores y mis clientes”. Y allí aparece la necesidad de los mecanismos de reclamación efectivos. Unos que garanticen anonimato, que inspire la confianza suficiente para denunciar y que aseguren que no se producirán represalias por hacerlo.
“Hay una diferencia entre tener un protocolo contra la discriminación y contar con mecanismos reales para ejecutarlo. No nos bastan las palabras ya. No es solamente tener charlas de sensibilización en determinados momentos”, señala. Y ahí es cuando volvemos al principio: la respuesta empresarial en tiempos de crisis.
Al respecto, Denisse destaca el caso de Natura, que a nivel regional ha defendido activamente la diversidad, y en Estados Unidos, empresas como Apple y Costco, que salieron públicamente a decir que sus políticas de diversidad son valiosas y a pedirle a sus accionistas que las sostengan.
“Las empresas que son generadoras de riqueza también pueden defender y compartir el valor que tenemos como personas, un valor que no es solamente económico, aunque luego se traduce en eso de todas formas. El riesgo reputacional también es alto, de decir que apoyás comunidades, pero después no hacés nada”, reflexiona.
Marcha antifascista y antiracista en todo el país, ¿hay consenso social?
Conectando Derechos asistió a la movilización y considera que esta iniciativa “demuestra que hay consensos básicos, como el acompañamiento hacia las universidades, que no se rompen con los dichos de un gobierno de turno en particular, y que implica que en realidad nuestra sociedad hoy es más inclusiva”.
En este sentido, la organización realizó una consulta en redes sociales sobre el impacto del discurso del presidente en Davos. La palabra que más se repitió fue ‘miedo’, mientras que la segunda fue ‘angustia’. ‘Preocupación’, quedó como la tercera más frecuente en este árbol de conceptos que se formó. “Y sí, hay un poco de bronca, hay enojo, indignación, pero las principales sensaciones son de miedo, y eso es algo que en Argentina no se vive hace muchísimos años”, advierte Denisse. Y es que estos discursos “se traducen en violencia, en crímenes de odio”. Sin lugar a dudas, las empresas tienen una influencia social, que va más allá de rendir cuentas. Como señala la entrevistada, el conglomerado empresarial tiene la responsabilidad de transformar sus políticas de diversidad y de género en acciones concretas que protejan y amplíen derechos. Si esto se pierde, si los discursos de odio terminan por traducirse en desarmar o descuidar protocolos y acciones afirmativas para fortalecer la inclusión, entonces el retroceso será seguro y un paso al pasado, en lugar de al futuro.

Recursero: “Hacer frente a la discriminación contra las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales. Normas de conducta para empresas” Conectando Derechos sugiere la lectura de esta publicación del Pacto Mundial, cuyos principios brindan orientación práctica a las empresas sobre cómo respetar y apoyar los derechos de las personas LGBTI en el lugar de trabajo, el mercado y la comunidad. Se puede descargar aquí