Hay un principio universal que se mantiene firme cuando se trata de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI): todos los participantes en un evento merecen tener la sensación de que su tiempo ha sido bien aprovechado. Independientemente de la procedencia o las características particulares de cada asistente, es primordial garantizar que todos encuentren valor en la experiencia.

Siguiendo este principio, la Coalición para la Medición del Marketing Experiencial (EMMC) se dedicó el año pasado a consultar a expertos en DEI y accesibilidad y a entablar debates exhaustivos para formular nuevas directrices sobre la evaluación de la DEI en los eventos.

A continuación, presentamos algunas de las ideas fundamentales que se recogen en la nueva guía “Medición de la DEI en eventos”:

Establecer objetivos claros de DEI: reconociendo que la perfección es inalcanzable, los objetivos en DEI reconocen la necesidad de una mejora continua.

Navegar por la óptica de la DEI: esto implica reconocer que la diversidad no siempre es visible. Mientras que la representación visible es importante, la verdadera medición de la DEI profundiza todavía más, considerando tanto los aspectos visibles como los invisibles de la diversidad.

Recolección de datos previa al evento: solicitar la información pertinente durante la inscripción en el evento permite a los organizadores atender eficazmente las necesidades individuales de cada asistente. Además, la transparencia en el uso de los datos y la posibilidad de no responder son consideraciones importantes a tener en cuenta.

Evaluación posterior al evento: las encuestas realizadas luego del evento son muy valiosas para medir la percepción de la marca, los cambios de comportamiento y el valor percibido. Incorporar una pregunta sobre el «valor del tiempo» resulta esencial.

Compartir los resultados de la DEI: la transparencia es clave a la hora de compartir los resultados de la DEI, ya sea con las partes interesadas internas o con los asistentes al evento. Comunicar abiertamente los resultados, incluso cuando son insuficientes, fomenta la colaboración y demuestra un compromiso con la responsabilidad.

Dar prioridad a la medición de la DEI no consiste únicamente en marcar casillas, sino en garantizar que todos los participantes se sientan valorados e incluidos. Al adoptar estas directrices, los organizadores de eventos pueden fomentar entornos en los que prospere la diversidad, se defienda la equidad y se celebre la inclusión.