La primera diplomatura en Latinoamérica en reclutamiento libre de sesgos
Impulsada por el Ecosistema La Usina, en alianza con la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba y Eleva Talento, esta formación oficial busca transformar los procesos de selección laboral desde una mirada inclusiva. En conversación con Diversa Noticias, Javier Lioy -director del Ecosistema La Usina y cofundador de Eleva Talento- comparte los orígenes del proyecto, sus objetivos y el impacto que esperan generar en las organizaciones y en quienes cursan.

El Ecosistema La Usina lanzó la primera diplomatura universitaria en Latinoamérica sobre reclutamiento libre de sesgos en alianza con la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC y Eleva Talento. Se trata de una formación oficial, en modalidad virtual, pensada para transformar los procesos de selección y hacerlos más inclusivos, diversos y justos. Dirigida a quienes trabajan en talento, inclusión, recursos humanos o simplemente quieren incorporar una mirada más humana y consciente en sus equipos, la diplomatura comienza el 8 de julio y ya se encuentran abiertas las inscripciones.
En diálogo con Diversa Noticias, Javier Lioy, director del Ecosistema La Usina y cofundador de Eleva Talento, compartió el recorrido que llevó a la creación de esta propuesta, los desafíos que plantea el contexto actual y la importancia de formar profesionales capaces de detectar y transformar los sesgos que muchas veces operan de forma invisible en los procesos de selección.
-¿Qué necesidad o problema detectaron que motivó la creación de esta diplomatura?
Desde hace más de dos décadas, en el Ecosistema La Usina trabajamos por generar oportunidades laborales reales para personas con discapacidad. En ese recorrido, fuimos comprendiendo que no alcanza con promover políticas inclusivas o visibilizar derechos si los procesos de selección siguen reproduciendo sesgos conscientes e inconscientes que dejan afuera a quienes no encajan en moldes tradicionales.
La diplomatura nace para transformar esos procesos desde adentro, formando a quienes toman decisiones sobre a quién se contrata, cómo y por qué. Pero también la creamos con una mirada más amplia: vimos que cuando la discapacidad irrumpe en una familia -especialmente en los primeros años de un niño o niña-, ante la falta de un entramado que sostenga, muchas veces alguno de los responsables de crianza (la mayoría de las veces es la madre) suspende su vida laboral. En ese tiempo de cuidado, de reinvención y resiliencia, se desarrollan competencias valiosas que suelen pasar desapercibidas para el mercado.
Por eso, pensamos esta formación también como una oportunidad para personas que, habiendo recorrido el mundo laboral y habiendo tenido que adaptarse o pausar por falta de condiciones estructurales, hoy buscan reinsertarse con sentido, flexibilidad y potencia. Creemos que este oficio -el de seleccionar con mirada justa e inclusiva- se nutre de esas trayectorias de vida.
-¿Por qué consideran clave formar en reclutamiento libre de sesgos hoy, especialmente en el contexto laboral actual?
Porque estamos en un momento bisagra. Por un lado, se multiplican los discursos sobre diversidad e inclusión; por otro, el mercado laboral es cada vez más exigente y excluyente.
En ese contexto, los sesgos no son solo un problema ético, son una barrera concreta para acceder al talento.
Formar en reclutamiento libre de sesgos es clave para que las organizaciones puedan construir equipos más diversos, innovadores, empáticos y resilientes. Y también para evitar que, incluso con buenas intenciones, sigamos reproduciendo desigualdades.

-¿Qué herramientas se llevan las personas que cursan la diplomatura para aplicar en los procesos de reclutamiento?
La diplomatura combina una base conceptual sólida con herramientas prácticas. Quienes cursan:
- Aprenden a diseñar procesos accesibles y equitativos.
- Incorporan criterios de análisis por competencias, con enfoque apreciativo.
- Desarrollan habilidades para detectar y gestionar sesgos en cada etapa del proceso.
- Conocen buenas prácticas, marcos legales vigentes y estrategias para implementar ajustes razonables.
- Se forman en accesibilidad comunicacional y en cómo generar experiencias de entrevistas inclusivas.
Además, la diplomatura se sostiene sobre objetivos claros:
- Comprender el proceso de selección con enfoque inclusivo.
- Identificar buenas prácticas para destacarse como reclutador/a inclusivo/a.
- Reconocer y gestionar sesgos inconscientes.
- Desarrollar habilidades para entrevistas por competencias.
- Conocer el mercado IT y sus perfiles más demandados.
- Potenciar habilidades personales clave.
- Incorporar aspectos legales vinculados a la contratación de personas con discapacidad.
Y algo fundamental: quienes cursan realizan un recorrido personal que no solo los forma como profesionales, sino que los transforma como personas.
-¿De qué forma promueven la reflexión personal entre quienes cursan, para que puedan identificar y revisar sus propios sesgos?
El corazón de esta diplomatura es la revisión interna. Partimos de una certeza: todas las personas tenemos sesgos, porque somos seres humanos. Pero el cambio empieza cuando los reconocemos sin culpa, con responsabilidad, y elegimos mirar distinto.
A través de ejercicios vivenciales, análisis de casos y espacios de reflexión guiada, promovemos un aprendizaje que no busca enseñar lo “correcto”, sino despertar conciencia y humanidad.
Desde Eleva Talento, siempre sentimos que debíamos mover el status quo de las metodologías de aprendizaje. La alianza con la Secretaría Académica de la Universidad Nacional de Córdoba, a través de la Facultad de Ciencias Económicas, nos permitió consolidar una propuesta disruptiva e inclusiva: una metodología que combina contenidos sincrónicos y asincrónicos, modelos de gamificación, estructuras liberadoras y, sobre todo, una convicción: cada persona aporta su mirada singular al saber colectivo.
-¿Qué les gustaría que pase con quienes realicen la diplomatura? ¿Cómo esperan que impacten en sus entornos laborales?
Deseamos que quienes egresen se conviertan en agentes de cambio. Que no solo apliquen lo aprendido para mejorar sus procesos, sino que sean impulsores de nuevas preguntas, de políticas internas más justas, de culturas organizacionales más humanas. Que abran puertas, no solo para personas con discapacidad, sino también para trayectorias invisibilizadas, interrumpidas o subestimadas.
Que comprendan que la inclusión no se declama: se habita, se practica y se contagia. Y, sobre todo, que se animen a ver y valorar lo que muchas veces no se ve: la potencia de lo singular.
