Cuando la inclusión se reconoce, se multiplica: claves detrás de los Premios Grow
Por Stephanie Simonetta
Con seis categorías clave, un jurado diverso y un fuerte anclaje regional, los Premios Grow no solo buscan distinguir buenas prácticas, sino también generar conocimiento compartido y fortalecer una agenda que, más allá de los contextos, llegó para quedarse.

analista senior de alianzas y responsable de los premios
Reconocer, visibilizar y sistematizar. Esos son algunos de los motores que impulsaron a Grow – Género y Trabajo a lanzar la primera edición de los Premios Grow, una iniciativa regional que busca celebrar el compromiso de las organizaciones con la diversidad, la equidad y la inclusión. En esta entrevista, Cristian Treves, analista senior de alianzas y responsable de los premios, cuenta cómo surgió la propuesta, qué criterios guiaron su diseño y por qué es urgente poner en valor estas transformaciones en toda América Latina. “Es momento de salir del anonimato y reconocernos”, sostiene.
– ¿Qué motivó a Grow a lanzar esta primera edición de los Premios en este momento? ¿Por qué consideran que hoy es importante reconocer públicamente las iniciativas en diversidad, equidad e inclusión?
En principio, Grow en estos 14 años de trayectoria acompaña un montón de organizaciones en las instancias de implementar acciones que responden a la agenda de diversidad, equidad e inclusión. Es decir, Grow ya tiene un ejercicio de haber visto organizaciones que han dado sus primeros pasos o que ya están más maduras en este tipo de conversaciones. En estos años una de las cosas que nos preguntamos fue dónde están sistematizadas las buenas prácticas, dónde está el producto de ese trabajo de toda la región que se viene haciendo.
Porque más allá de los contextos sociopolíticos, económicos, de decisiones y avances, de pausas, de cambios de paradigma, en toda la región hay acciones que se están llevando a cabo para acompañar la agenda de diversidad e inclusión. Algunas son más activas, algunas tienen más trayectoria, otras tienen procesos que a lo mejor detienen un poco la velocidad de la marcha, pero desterramos la idea de que la agenda va a retroceder, o que se va a caer, o que está en un proceso de tensión.
Lo que sí sabemos es que hay estudios concretos que nos marcan que las empresas que apuestan por la diversidad tienen un 70% más de probabilidad de captar nuevos mercados, que en esos nuevos mercados van a estar integradas las nuevas generaciones y esas nuevas generaciones van a representar el 74% de la fuerza laboral global.
El nuevo paradigma del bienestar laboral es mucho más amplio que la diversidad, y tiene que ver con que las personas se sientan representadas, que puedan sentirse seguras psicológicamente, que puedan sentir que son escuchadas, que tienen un lugar donde ante cualquier situación de violencia van a ser recibidas. Todo esto, que habla del bienestar, las organizaciones laborales lo van a demandar puertas para adentro. Entonces es muy difícil que los paradigmas que ya se atravesaron se caigan.
¿Por qué? Simplemente porque se humanizan los espacios de trabajo y al humanizarse están mucho más atentos a cómo se sienten las personas, cómo quieren ser tratadas, cómo quieren que sean en los espacios de trabajo, cómo quieren trabajar también. Hay un diálogo mucho más enriquecido, una dialéctica entre quien emplea y quien es empleado. Entonces me parece que todo ese diálogo hace que Grow tome la responsabilidad de liderar un proceso de sistematización de esas buenas prácticas.
Primero, ponderándolas o sometiéndolas a un ejercicio de evaluación con un jurado experto y, por otro lado, posteriormente, generando un mapeo de esas buenas prácticas para toda la región. ¿Para qué? Para visibilizarlas, para celebrarlas, para compartirlas, para cuantificarlas, para poder tenerlas como referencia para otras organizaciones, para inspiración o para que las puedan replicar directamente y seguir en este ejercicio de comprometer a América Latina con la diversidad.
– ¿Por qué abrir la convocatoria toda América Latina? ¿Qué oportunidades detectaron en esta ampliación a toda la región?
Por un lado, Grow en sí es una organización que trabaja con América Latina con intervenciones diferentes en los distintos países. Por otro lado, creemos que la región es diversa en sí misma. Y es cierto que, a la vez, al interior de cada país y de cada región dentro de cada país, la agenda se mueve, se implementa de manera muy diversa también. Ese mapeo, ese proceso, es tan diverso que decimos: bueno, hay que mostrar que América Latina es diversa, pero hay que mostrar también que, con esa diversidad de procesos, todos los países estamos trabajando en algo de esta agenda. Y eso es lo interesante de estos premios, ¿no? Mostrar que hay avances distintos, pero hay avances.
Y es una respuesta política también. No nos estamos quedando solamente en responder los discursos que van en contra de la agenda de diversidad de inclusión, sino que estamos actuando de manera propositiva, activa y muy respetuosa.
– Hablemos de las categorías: ¿qué criterios utilizaron para definirlas? ¿Cómo los pensaron?
Las categorías están pensadas muy en relación con las tendencias de Latinoamérica, no solo por nuestra experiencia de Grow, sino lo que vemos como buenas prácticas que están vigentes. Lo que hicimos fue agruparlas pensando en cómo pueden competir en sí mismas.
Y las agrupamos en seis grandes grupos que para nosotros son de alguna manera también seis líneas de acción que llevan adelante las organizaciones. Por un lado, la gobernanza, es decir, aquellas organizaciones que apuestan a tener política de largo plazo y que tengan organismos también que acompañen esos procesos. Por otro lado, prácticas inclusivas de recursos humanos, es decir, cómo desde recursos humanos se implementa el enfoque de diversidad en todos los procesos de selección, evaluación, capacitación.
Por otro lado, la transformación cultural de esa organización, generando espacios de reflexión, acciones de sensibilización, de aprendizaje y que sean cambios genuinos y que también busquen sostenerse en el tiempo. Por otro lado, la comunicación inclusiva, cómo comunicar con perspectiva de género, cómo eso abraza todos los procesos de comunicación internos y externos.
Por otro lado, la violencia laboral y doméstica, que es fundamental para pensar estos espacios libres de violencia, protocolos, cómo se previene, cómo se detecta, cómo se aborda, cómo se acompaña, cómo se repara esa violencia y cómo se cuida el clima laboral. Y por último, cadenas de valor, cómo una organización impacta en todo el resto de los procesos que son de sus organizaciones aliadas, sus proveedores, inclusive muchas veces con las comunidades también.
– En cuanto al jurado, ¿cómo pensaron la selección, qué tipo de perfiles buscaron para lograr una mirada diversa y regional?
Ese fue uno de los grandes desafíos, pero porque Grow no va a estar al frente de la toma de decisiones y eso es un alivio, pero también es una responsabilidad. Entonces ahí tuvimos dos grandes caminos que tomar: por un lado, elegir un buen equipo, un buen comité que sea representativo tanto desde lo regional pero también en su experiencia con estas acciones que queremos evaluar y sistematizar.
Y por otro lado algo que es súper importante es que tenía que haber alguien que no fuera Grow que valide todo el proceso y que lo audite, y para eso hicimos una alianza muy enriquecedora con SMS, que es una organización que ya tiene un camino y una trayectoria en auditar premios y que nos permite poder tener transparencia. Es decir, Grow está acompañando para que las organizaciones que se postulen se sientan cómodas, seguras, puedan evacuar sus dudas junto a Grow, pero Grow no toma decisiones.
Para armar el equipo del jurado se tuvo en cuenta los recorridos laborales, la experiencia, la representatividad de la agenda y si son representativas, por ejemplo, para la comunidad LGBTQ+. Eso también es importante, lo interseccional: hay diversidad de género, hay diversidad de experiencias, gente que está activa en algunos cargos clave, gente que pasó por ellos en otros momentos y ahora está haciendo consultorías, tenemos personas de Argentina, México, Estados Unidos, Colombia, Paraguay y personas que han tenido incidencia en distintos territorios.
– Con respecto a la sistematización de buenas prácticas, ¿qué esperan lograr con esta publicación? ¿Va a ser solo de los casos ganadores, o va a ser de una selección de casos?
El mapeo de buenas prácticas no solo será el resultado de los premios, ni un documento que simplemente salga de poner bonito a los ganadores y aplaudirlos, sino que tiene tres ejes.
Por un lado, tiene información valiosa sobre el impacto positivo de la agenda DEI: venimos reconstruyendo un montón de datos que vamos a traer como un primer capítulo en donde vamos a contar cómo está la agenda hoy, por qué es importante, todo eso va a estar sistematizado en la primera instancia.
La segunda instancia son las prácticas que hayan resultado ganadoras y también las que hayan recibido menciones por parte del equipo evaluador. Por último, va a estar toda la información sistematizada que vamos a relevar en los formulados de inscripción: ¿qué características tienen esas organizaciones? ¿cómo son puertas para adentro? Es decir, queremos mostrar el 360 de un proceso de compromiso con esta agenda.
– Para cerrar, ¿qué le dirías a alguien que está considerando a postularse al premio o quizás que todavía no se anima del todo?
Bien, voy a contradecirme con el comienzo: sabemos que la agenda está vigente, pero sabemos que es muy difícil sostenerla, acompañarla, llevar adelante iniciativas, co-gestionar con un montón de actores. A veces quien lleva adelante esta agenda dentro de una organización es una persona que la invitaron a participar de un grupo de afinidad y está haciendo lo que puede con dos palitos, a veces es muy artesanal ese trabajo. Entonces creo que justamente participar de este premio implica principalmente ser reconocido, ser visto, compartir con otros. Y va a recibir recomendaciones, porque más allá de ganar o no ganar, también va a implicar que recibas un feedback de esas prácticas, además del acompañamiento de Grow.
Es momento de salir del anonimato, de la soledad y de reconocernos, de que nos digan “lo que hiciste fue muy valioso”. Hace cinco años casi que estoy en Grow escuchando organizaciones trabajando, creo que merecen ese abrazo colectivo y también de alguna manera empezar a hacer red: no son casos aislados, comparten -si bien no el territorio- el compromiso.
Para resumir, si hay que ponerle una palabra que sintetice todo el camino de los Premios Grow, creo que es premiar el compromiso. El compromiso genuino con una agenda que sabemos que impacta de manera positiva al mercado, a las personas, pero -sobre todo- que transforma estas sociedades.
