Acuerdo histórico por la justicia de género para trabajadoras textiles en Indonesia muestra el poder de la investigación y la incidencia
Por Nithin Coca. Artículo publicado originalmente en Triple Pundit y traducido por Diversa Noticias.
El año pasado, dos fábricas textiles en Indonesia firmaron un acuerdo por la justicia de género con el objetivo de eliminar la violencia basada en género mediante un programa liderado por sindicatos. Ahora, quienes impulsaron la iniciativa quieren que el modelo se expanda por todo el país.
Para las trabajadoras en Indonesia, un acuerdo histórico firmado el año pasado promete un cambio real en dos fábricas textiles que emplean a más de 6.000 personas. El acuerdo busca eliminar la violencia de género a través de un programa sindical, con mecanismos de rendición de cuentas independientes y consecuencias reales en caso de incumplimiento. Si las fábricas no cumplen, perderán el acceso a compradores clave, incluidas marcas occidentales como Fanatics y Nike.

“Este acuerdo es una prueba del poder de las trabajadoras para lograr un entorno laboral cómodo y seguro”, afirmó Sekar, líder sindical en una de las fábricas incluidas en el acuerdo, PT Batang Apparel Indonesia, y quien, como muchas personas en Indonesia, utiliza un solo nombre.
Sekar y otras personas esperan que esta alianza única entre sindicatos, organizaciones sin fines de lucro y empresas pueda expandirse y mejorar las condiciones laborales de los aproximadamente 4,3 millones de trabajadores de la industria textil indonesia, en su mayoría mujeres.
“Tenemos planes para expandir este programa a otras empresas en Java Central, basándonos en las prácticas realizadas en ambas fábricas”, señaló Turyana, líder sindical en PT Semarang Garmen, la otra fábrica que forma parte del acuerdo.
Violencia sin rendición de cuentas
Durante años, las trabajadoras de fábricas textiles en Java Central han enfrentado acoso, violencia de género y otros problemas laborales de forma cotidiana. No se trata de incidentes aislados, sino de una cultura laboral tóxica.
Una investigación en ambas fábricas realizada en 2022 por la organización Workers Rights Consortium reveló que “las trabajadoras eran tocadas sin su consentimiento, recibían comentarios sexuales y demandas inapropiadas, eran objeto de abuso verbal y presionadas para entregar ‘regalos’ al personal de la fábrica”.
Además, se descubrió que los gerentes no solo no abordaban las denuncias, sino que a menudo eran cómplices. Los propietarios de las fábricas en Corea del Sur y los compradores en Estados Unidos y Europa desconocían por completo que estas violencias ocurrían en sus principales proveedores.
Estas fábricas son propiedad de OnTide, una empresa coreana que provee productos a marcas como Fanatics y Nike. Ninguna de ellas estaba al tanto de los abusos sufridos por las trabajadoras por parte de los gerentes locales, lo que evidencia una falla en el monitoreo y las auditorías en sus cadenas de suministro.
“Al enterarnos de estas preocupantes denuncias, actuamos rápidamente para despedir o sancionar a numerosas personas implicadas en comportamientos inapropiados”, declaró John Yoon, director de sustentabilidad de OnTide, a Triple Pundit.
Una vez alertada por Workers Rights Consortium, OnTide respondió con la urgencia y responsabilidad esperadas de una empresa guiada por valores.
El rol de los compradores
Por supuesto, reaccionar a las denuncias es lo mínimo. Lo que realmente marca la diferencia es implementar cambios estructurales en las operaciones y la supervisión para prevenir abusos. Por eso, Workers Rights Consortium y los sindicatos que representan a los trabajadores de ambas fábricas quisieron crear un marco para evitar que estas violencias ocurran.
El acuerdo es amplio: no se limita a sancionar a los agresores, sino que establece un sistema de educación, monitoreo y cumplimiento, todo con protagonismo de las personas trabajadoras. El objetivo es que todos comprendan mejor sus derechos y responsabilidades para prevenir la violencia de género en el ámbito laboral. Además, busca generar canales de comunicación en los que las trabajadoras confíen, ya que muchos crímenes no se denuncian por miedo o falta de poder.
“Este acuerdo es un modelo de cómo la industria puede abordar el acoso y la violencia laboral que son una realidad diaria para muchas trabajadoras textiles en el mundo”, afirmó Jessica Champagne, subdirectora del Workers Rights Consortium, en un comunicado de prensa.
Para ello, OnTide tuvo un rol clave. Líderes sindicales, trabajadoras y el Workers Rights Consortium señalaron que este acuerdo y su alcance no habrían sido posibles sin el compromiso de las empresas al final de la cadena de suministro.
“Trabajamos de cerca con nuestros compradores, el Workers Rights Consortium, los sindicatos locales y otros actores clave para desarrollar un plan de remediación integral que garantice un entorno de trabajo seguro para todas las personas empleadas”, expresó Yoon.
Esto derivó en un apoyo activo de los gerentes, presionados por OnTide para generar un acuerdo justo que protegiera a las trabajadoras.
“Por parte de la gerencia no hubo rechazo ni resistencia”, dijo Dede Erwanto, también líder sindical en PT Batang Apparel Indonesia.
Aun así, llevó más de un año encontrar la mejor forma de proteger a las trabajadoras, distribuir recursos y establecer mecanismos efectivos de reclamo y rendición de cuentas. Era un terreno inexplorado, ya que no existe otro acuerdo similar para los millones de trabajadores textiles del sudeste asiático.
Algo que reclamaban Dede, Turyana, Sekar y otras personas era la supervisión desde los propios trabajadores: que los sindicatos, y no los dueños de las fábricas, se encargaran de garantizar el cumplimiento del acuerdo.
“Este acuerdo es prueba del poder de los trabajadores para lograr un entorno laboral cómodo y seguro, al haber luchado con éxito por sus derechos”, reafirmó Sekar.
Mejor ambiente laboral, mayor productividad
Desde la implementación del acuerdo a mediados de 2024, las trabajadoras de ambas fábricas han notado una mejora considerable en las condiciones laborales, con menos acoso y abuso verbal.
“Esto impactó positivamente en el bienestar físico y mental de las trabajadoras, y también aumentó la satisfacción laboral”, comentó Egye Gumilang, líder sindical en PT Batang Apparel Indonesia, a Triple Pundit.
También llevó a un mayor compromiso, felicidad y, como era de esperarse, más productividad.
“Un mayor entusiasmo por el trabajo y un mayor sentido de pertenencia a la empresa por parte de los trabajadores aumentó la productividad”, sostuvo Dede.
Si bien la importancia de este acuerdo es destacable, aún es solo una gota en el océano. Los sindicatos locales, las organizaciones sin fines de lucro y el Workers Rights Consortium saben que, en Java Central y otras provincias de Indonesia, las trabajadoras probablemente enfrentan acoso sexual y otras formas de violencia de género. Por eso, esperan que este modelo se replique.
“Vemos una oportunidad de expandirlo a otras fábricas con niveles similares de riesgo”, afirmó Sekar. “Este acuerdo puede replicarse exitosamente y mejorar las condiciones en otras fábricas”.
Cuando los propietarios y los actores de la cadena de suministro están dispuestos a escuchar a los trabajadores y colaborar en las soluciones, los resultados pueden beneficiar a todas las partes. A medida que Indonesia se consolida como un centro de manufactura y más mujeres se incorporan al trabajo formal, este acuerdo demuestra los beneficios de crear sistemas liderados por trabajadores para prevenir el acoso y el abuso sexual, y garantizar espacios laborales seguros para todos y todas.