¿Qué significa la B de DEI&B?: hablemos de pertenencia

Crédito Jonatan Olmedo.

Por Lucas ‘Fauno’ Gutiérrez. Periodista. Escritor. Consultor DEI&B.

A veces corremos el peligro de que, de tanto repetir ciertas palabras, pierdan sentido y su propósito. Luego las acortamos a siglas, las nombramos en inglés y, con el tiempo, se van convirtiendo en sonidos de los que hasta nos olvidamos su urgencia, su humanidad y su poder de cambio social.

Diversidad, Equidad e Inclusión son términos que abren caminos. Existe la errada concepción de que estos viven alejados de la rentabilidad y los medidores más “duros” de la vida empresarial. Sin embargo, cuando todas estas acciones se ponen en práctica, demuestran cambios impensados y oportunidades nuevas en todas las áreas.

Y ahora una B, ¿qué nos aporta esta letra? Hablar de Belonging es pensar en la importancia del sentimiento de pertenencia. Ésta viene a potenciar el pack de las letras anteriores. Nuestro espacio de trabajo puede tener mucha gente diversa, una inclusión que permita una Babel de expresiones y una sinfonía de indicadores parejos, pero… ¿esto me hace parte de este lugar? ¿Siento la comodidad para expresarme y proponer? ¿Mi singularidad se limita a cumplir estándares y reportes o es una herramienta viva que nutre este espacio?

En inglés, el verbo to be une en una única palabra el “ser” y el “estar”: son indivisibles. La pertenencia viene a cuestionar esto. No es lo mismo que mi paso por un lugar sea solo “estar”: merecemos ser. Tener cubierta la DEI sin que podamos aplicar todo nuestro expertise hace que se pierdan grandes talentos, oportunidades, que surjan nuevas dudas y desencuentros que nos guíen a otra forma de hacer las cosas. La pertenencia hace que la diversidad, equidad e inclusión no solo estén, sino que sean, que existan.

Y si existo, me comprometo. No me contrataron para llenar una silla o un indicador: tengo mucho para aportar y quiero hacerlo. La pertenencia traza el camino para que todas las personas puedan desplegar lo mejor de sí. Hasta acá lo contamos desde una mirada sensible y humana, pero ¿qué pasa cuando los sectores más objetivos nos piden traducir todo esto a números?

En cualquier búsqueda que hagamos sobre el tema encontramos los estudios realizados por McKinsey & Co que explican que la diversidad con pertenencia incrementa un 19% la innovación y un 35% el retorno financiero. Pero necesitamos desglosar estas cifras que, de tanto repetirlas, también pueden llegar a perder sentido.

Lo que aporta la pertenencia (&B)

1. Potencia el rendimiento e innovación:

El cambio y ESA idea que lo cambia todo está en cualquier persona de nuestro ámbito laboral. Si todas sienten la posibilidad de compartir sus talentos y habilidades, ESA idea va a llegar.

2. Evita la rotación y los costos asociados:

Un espacio que te escucha y valora no es abandonado tan fácilmente. La rotación y pérdida de talentos genera grandes costos, la cultura de la pertenencia ayuda a evitarlos.

3. Crecimiento de reputación y fidelización con clientes:

Este sentimiento de compromiso y orgullo por lo que hacemos se expande a consumidores, inversores e imagen de nuestra empresa.

4. Teje resiliencia organizacional:

Frente a contextos adversos los equipos con pertenencia responden de manera más efectiva y resolutiva. 

La pertenencia puede sonar como algo intangible, casi abstracto. Parece que hablar de DEI&B es “perder plata y tiempo” en beneficios blandos listados como si fuesen algo adicional, un regalo, una mirada “hippie” en medio de una crisis económica mundial. Nada más errado.

Estas políticas consolidan una inversión estratégica que se ve plasmada en el crecimiento de talentos, en la suma de nuevas miradas, en equipos comprometidos con la misión, visión y valores del espacio que nos escucha y propone. DEI potenciado por la B es la posibilidad de que todas las personas que están en la empresa aporten sus capacidades. 

A veces pienso en personas que en su momento trajeron respuestas que sonaban ridículas en su época. Ignaz Semmelweis, un médico húngaro nacido en 1818, frente a las muertes de parturientas en Viena propuso algo descabellado, algo por lo que fue tildado de charlatán: sugirió “lavarse las manos antes de atenderlas”. Tiempo después fue despedido e internado en un psiquiátrico donde murió. Hoy nadie dudaría de esta asepsia.

Si analizamos esto desde la cultura organizacional debemos preguntarnos: ¿a quién no estamos escuchando? ¿Quién tiene la respuesta pero no siente la libertad de compartirla? No lo sabemos. Por eso es fundamental lograr que todas las voces puedan y quieran ser parte. Eso es pertenencia.