Hacia cadenas de valor más inclusivas
Anush Grati (elle), Analista Especialista en Nodos Consultora, analiza la importancia de incluir proveedores diversos en las cadenas de valor y comparte distintas estrategias y buenas prácticas que están adoptando algunas compañías para eso.
En el mundo empresarial actual, la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) son pilares fundamentales para el éxito sostenible de las organizaciones. Sin embargo, la DEI no debe limitarse solo al entorno interno de una empresa, sino también extenderse a sus cadenas de valor. Uno de los aspectos menos explorados, pero igualmente esenciales en esta agenda, es la importancia de tener proveedores inclusivos. Esta cuestión va más allá de una mera declaración de responsabilidad social corporativa: es una estrategia inteligente que puede brindar numerosos beneficios, tanto económicos como sociales. Los anteojos con los que vemos suelen ser limitados a nuestras experiencias de vida; conocer otras existencias que parecen “no tener nada que ver conmigo” amplia la definición de mundo y vuelve nítido los panoramas de desigualdad que no se habrían tenido en cuenta.
La inclusión de proveedores diversos en las cadenas de valor de las empresas no solo es una cuestión ética, sino que también una forma efectiva de impulsar la innovación y la competitividad. Al colaborar con proveedores, proveedoras y proveedorxs que reflejen una amplia gama de perspectivas y experiencias, las empresas pueden acceder a ideas frescas y soluciones creativas que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas. Por ejemplo, algunas multinacionales han establecido programas para trabajar con cooperativas fundadas por mujeres, personas en situación de encierro, personas con discapacidad, personas migrantes y/o personas de la diversidad sexual, entendiendo que sus políticas debían adaptarse a las capacidades de producción, financiamiento y alcance de éstas.
Para atraer a proveedores inclusivos, las compañías pueden implementar prácticas concretas. Una estrategia efectiva es la diversificación de la base de proveedores mediante la identificación y el apoyo a distintas unidades comerciales organizadas por grupos subrepresentados que han sido excluidos históricamente del mercado laboral, generando mayores tasas de desempleo y todas las consecuencias vinculadas a eso.
Las buenas prácticas incluyen la posibilidad de ofrecer accesos a financiamiento, oportunidades de desarrollo empresarial, modificación de las políticas de proveedores sobre estándares de calidad, o la traducción de registros de alta de proveedores -los sistemas suelen estar en inglés y no siempre son accesibles-. También resulta fundamental comprender que, al no poder realizar compras directas y tener que presentarse a licitaciones, hay una brecha de competitividad entre las grandes industrias y las unidades comerciales generadas por estos grupos, por lo que se necesitan licitaciones dirigidas específicamente a “proveedores inclusivos” que contemplen esta disparidad. A largo plazo, las compañías pueden ayudar a estas cooperativas, pymes o startups a crecer y competir en igualdad de condiciones. Además, sería interesante establecer métricas DEI en los contratos y acuerdos comerciales para incentivar a los proveedores ya establecidos a adoptar prácticas inclusivas.
En conclusión, la inclusión de proveedores diversos en las cadenas de valor de las empresas es un paso esencial hacia un mundo empresarial más justo y rentable. Nos permite entender por qué hay barreras materiales estructurales que hacen que no todas las personas puedan acceder a desarrollarse en el mercado laboraly esto amplía el conocimiento sobre nuestros privilegios y el falso convencimiento de la frase naturalizada “el que quiere puede”. Al colaborar con la construcción de cadenas de valor heterogéneas en su composición, se obtienen ventajas competitivas, se impulsa la innovación y se contribuye al desarrollo económico y social de comunidades a quienes se les ha negado derechos básicos por una multiplicidad de causas ligadas a los estereotipos, prejuicios y sesgos adjudicados a sus identidades que, a largo plazo, constituyen prácticas de discriminación sistemáticas.