Inclusión laboral de personas migrantes y refugiadas en México
El Centro de Servicio Global de HSBC México y Queer As Work realizaron un taller colaborativo con la participación de más de 100 reclutadores.
Según datos de ACNUR, actualmente 1 de cada 74 personas en el mundo se ha visto obligada a dejar su hogar, y 1 de cada 5 de ellas se encuentran en América Latina. En México, la situación es cada vez más compleja: “Dejó de ser solo un país de paso: las personas llegan para quedarse y la discriminación o desconocimiento del resto de la gente en el tema agrava su situación social” explica Juan Ignacio Conde, CEO de Queer as Work. En este sentido, la falta de acceso al empleo perpetúa el ciclo de vulnerabilidad de las personas migrantes y refugiadas.
Con el objetivo de abordar esta problemática, el Centro de Servicio Global de HSBC México y la red de profesionales Queer As Work llevaron adelante un laboratorio basado en tres semanas de encuentros presenciales en los que más de 100 reclutadores aportaron soluciones innovadoras, desde la adaptación de procesos de recruitment hasta la promoción de una comunicación intercultural efectiva.
“El laboratorio reflejó la colaboración, el trabajo en equipo y la determinación de construir un entorno laboral inclusivo que trasciende fronteras” resalta Conde y puntualiza: “A lo largo de los encuentros exploramos los valiosos aportes de los líderes de HSBC México GSC, destacando las lecciones aprendidas, los desafíos superados y las soluciones prácticas que han surgido de este proceso. Mediante un documento guía sentamos las bases necesarias para lograr una cultura empresarial más diversa, que nos impulse a poner foco en el talento de las personas, independientemente de su origen”.
Impactos positivos y desafíos por delante
Según plantea el especialista de Queer as Work, es importante centrarnos en los beneficios de emplear personas migrantes y refugiadas: “Contribuyen a la economía y al desarrollo de la comunidad del país al que llegan; tienen experiencias que se traducen en resiliencia, flexibilidad y fuerza; responden mejor a situaciones complejas o escenarios de incertidumbre. Asimismo, en general expresan un mayor compromiso con la organización que las emplea y contribuyen al sentido de pertenencia de sus colegas”.
En cuanto a las barreras a derribar, Conde señala las diferencias en el idioma, los estereotipos y prejuicios y el miedo a lo desconocido, que puede llegar a generar ansiedades en la comunicación intercultural. En este sentido, el gran reto por delante es combatir el desconocimiento mediante capacitación y sensibilización: “Tenemos que derribar el mito de que llegan a un país a sacarle el trabajo a sus habitantes. Las personas migrantes y refugiadas tienen mucho para aportar no solo desde su talento, sino desde su experiencia” concluye.