Comunicación accesible para personas sordas en el ámbito laboral
Por Fernando Villalba
Señas de Comunicación es una organización de la que forman parte profesionales sordos, intérpretes, profesores, psicólogos y lingüistas. Impulsan capacitaciones a empresas, organizaciones y universidades para vencer las barreras de comunicación, el problema principal que atenta contra la inclusión de la comunidad sorda en el ámbito laboral.
Históricamente, las personas sordas han sufrido diversas formas de discriminación que derivaron en un aislamiento y una distancia para con el resto de la sociedad. Al respecto, la licenciada Romina Aza, lingüista de la UBA, intérprete oficial y docente de Lengua de Señas Argentina (LSA) desde el año 2002, contó que era común que “les pegaran en las manos”, dado que “había una corriente oralista que les prohibía la lengua de señas”.
Señas de Comunicación es una asociación civil que impulsa la concientización en torno a la discapacidad auditiva y las barreras de comunicación, y Romina es su directora.
En conversación con Diversa, la licenciada contó que la aprobación de la Ley 27.710 de reconocimiento de la Lengua de Señas Argentina en 2023 permitió un mayor interés por parte de empresas y organismos públicos: “Todas políticas que tienen que darse con un cambio cultural, que creo que se está dando”. De hecho, en 2021, el Banco Central sacó una disposición por la que “todas las entidades bancarias deben tener parte del personal que sepa lengua de señas y de cultura sorda”. Fue a raíz de ello que la asociación fue solicitada para dar capacitaciones con más de diez bancos, entre los que se encuentran Banco Patagonia y Banco Industrial.
También trabajaron con otras empresas como Starbucks, Motorola, CUI, Quilmes, Dell, Rotary, BM Global Services y Lenovo.
Capacitaciones a empresas
La lista de compañías no para de crecer y las especializaciones tampoco: Señas de Comunicación ofrece cursos específicos orientados a distintas necesidades empresariales, como el dedicado al área de salud, que han aplicado con el Sanatorio Finochietto y el Colegio de Kinesiólogos; el destinado a bancarios; atención al cliente; turismo y aeronáutica, para el personal de la escuela de tripulantes de cabinas Alas.
“Ofrecemos workshops presenciales y virtuales, siempre con un profesional sordo del equipo, el intérprete y yo como coordinadora. Muchas veces, las empresas se entusiasman y se animan a hacer más talleres para complementar. Tenemos también cursos de profundización, como el de gramática ‒la del español y la de lengua de señas es distinta‒, de canciones y de conversación”, detalló Romina.
Accesibilidad y buenas prácticas
El sector empresarial puede hacer accesible el entorno laboral para empleados con hipoacusia mediante la “comunicación con gestos y el uso de luces en los espacios, como forma para llamar la atención”, recomienda la licenciada. “Además de aprender la lengua, se pueden implementar otros tips, como que el ambiente esté siempre bien iluminado y utilizar lo escrito a través del celular o en papel”.
En cuanto a experiencias en el área, contó que, durante los talleres, “hay empleados que recién ahí se dan cuenta de que tienen a un compañero hipoacúsico, porque se suele aislar”. También remarcó que “muchas veces, el interés de los compañeros lleva a plantear una capacitación a sus superiores”.
En general, las personas sordas no tienen la oportunidad de acceder a puestos en empresas: “La única experiencia para la que fuimos solicitados de parte del sector de Recursos Humanos de una empresa da cuenta de lo inaccesible de la situación. En esta ocasión asistimos y esa persona quedó en el puesto, pero no es lo habitual. Generalmente, la persona se presenta a la entrevista y trata de comunicarle que es hipoacúsica y que debe leer los labios del reclutador para entenderse. Es un gran filtro, totalmente limitante”, señaló.
El desafío de la desmitificación
Romina declaró que el mayor desafío de trabajar con empresas es el de “anular los mitos arraigados en la sociedad”. Algunos de ellos son “pensar que las personas sordas son sordomudas, que si veo a alguien con audífonos le tengo que hablar fuerte, que la lengua de señas es universal y que es imposible comunicarse si no se sabe”. Todos prejuicios comunes a cualquier ámbito de la vida social.
Producto del desconocimiento, surge el miedo y la infantilización hacia las personas con discapacidad. Por eso, “aclaramos que pueden comunicarse con ellas, en vez de dirigirse a alguien no sordo”. En ese sentido, “tenemos un equipo de intérpretes y acompañamos a las personas sordas a consultas médicas, a realizar trámites, y el profesional siempre nos mira a nosotros en vez de mirar al paciente”.
Y concluyó con un mensaje: “Cuando la gente se sensibiliza, y se crean espacios de empatía, hacen un clic y enseguida se muestran dispuestos a aprender LSA y a tener contacto con una persona sorda”.