Afroemprendimientos en América Latina: desafíos y oportunidades de inclusión
CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-, el Instituto Feira Preta y Plano CDE, presentaron el primer estudio sobre afroemprendimiento en Latinoamérica, que revela hallazgos sobre el perfil y los retos que enfrentan las personas afroemprendedoras en Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Panamá.
Con la participación de 3000 afroemprendedores, el estudio traza un mapa de las realidades de estos negocios, centrándose en cuestiones como identidad, autoestima, acceso al crédito, gestión y funcionamiento de las empresas, además de los impactos de la racialidad en el desarrollo de estos emprendimientos.
El rol de las grandes empresas
“Es importante que las empresas profundicen aún más en las estrategias de DEI. Sabemos que existe un gran desafío en poner en práctica las políticas pero también conocemos estrategias que facilitan su adopción. Por ejemplo, promover las contrataciones de personas afro en cargos de liderazgo en las empresas es fundamental para crear un ambiente propicio para la diversidad, la equidad e la inclusión” señaló Adriana Barbosa, directora ejecutiva del Instituto Feira Preta, en conversación con Diversa Noticias.
89% de las personas entrevistadas cree que las empresas deberían comprometerse con las cuestiones raciales. “Las grandes empresas tienen un papel fundamental en el fortalecimiento y desarrollo de los afroemprendimientos. Lo más evidente es que las empresas incluyan en sus sistemas de compras y contrataciones a los emprendedores afro. Esto requiere de la revisión de las políticas de compra para ecualizarlas con las características especiales del afroemprendedor” explicó Barbosa.
Según el estudio, los emprendimientos son considerados antirracistas no solo por sus intenciones declaradas, sino también por sus prácticas: están dirigidos por personas afro y atienden principalmente a clientes no blancos. Esto indica que, además de crear oportunidades de inclusión económica, estas iniciativas contribuyen a la creación de espacios de consumo y pertenencia, reforzando identidades y comunidades que históricamente han sido marginadas.
En este sentido, Barbosa destacó que “El afroemprendimiento es una actividad económica que por su propia naturaleza promueve el fortalecimiento de la autoestima, la conexión con la ancestralidad y el auto-reconocimiento de las personas de la comunidad afro. En ese sentido, estos emprendimientos tienen un público interesado en productos y servicios que solucionan problemas relacionados con su identidad. Por esto, la colaboración entre grandes empresas y los afro emprendedores representa para las empresas la oportunidad de acceder a ese nuevo público apasionado por la cultura afro diaspórica y la lucha antirracista«.
Protagonismo de las mujeres afroemprendedoras
Una de las principales conclusiones de la encuesta es el predominio de las mujeres en el ecosistema afroempresarial. En el grupo de personas afroemprendedoras latinas, ellas representan el 80% de las personas encuestadas, pero enfrentan retos sustanciales en términos de ingresos: el 48% de los negocios liderados por mujeres tienen ingresos de hasta un salario mínimo. A pesar de ello, muchos de estos negocios desempeñan un papel sumamente importante en el sostenimiento económico de las familias, ya que el 59% de los emprendimientos generan el único o principal ingreso del hogar.
«Los aportes de las afroemprendedoras en los resultados del estudio son absolutamente notables, lo que nos da una gran confianza para afirmar que el afroemprendimiento negro y latino también es femenino. En este sentido, todo lo que se proponga a partir de estos datos debe tener un fuerte enfoque o intencionalidad de género», comentó Barbosa.
Afroemprendimiento en Argentina
Con el avance de los debates en torno a las cuestiones raciales y de inmigración en el país, se han ampliado las discusiones sobre la exclusión y sobre una identidad nacional formada a partir de referencias limitadas a las poblaciones no negras. Por eso, el principal desafío dentro de este mercado es reconocerles y apoyarles.
Argentina tiene una población de 46 millones de personas, de las cuales 303 mil se reconocen como afrodescendientes (0.7% de la población). El 37% de las personas afroemprendedoras argentinas tienen entre 30 y 39 años, siendo la mayoría empresas unipersonales (el 58% trabajan solas, 19% cuentan con socios, el 20% poseen contratados de manera formal y el 15% cuentan con ayuda informal).
Además, el 47% de las personas emprendedoras cuentan con nivel secundario de estudios – 26% de educación técnica y 21% universitaria. Sienten una gran confianza en su habilidad y capacidad para producir y vender productos o servicios de alta calidad (59%); y un 46% se sienten confiadas y con valentía para asumir riesgos o enfrentar desafíos.
Con respecto a la autoidentificación profesional, las personas afroemprendedoras argentinas (y panameñas) son las que más se identifican con un rol de «emprendedores», mientras que en los otros países se definen como personas trabajadoras autónomas o independientes.
A su vez, en Argentina la asociación entre negocios e identidad racial es menos común que en el resto de los países. El 47% se identifica como no blanco (negro o indígena), el 23% comenta que sus clientes son mayoritariamente no blancos y el 8% prioriza a proveedores no blancos. El 36% sufrió discriminación racial por parte de sus clientes.
Desafíos financieros
La encuesta pone de relieve el acceso al sistema financiero, uno de los mayores retos que enfrentan las personas afroemprendedoras. Aunque la mayoría de las personas encuestadas están bancarizadas, el 64% de las personas emprendedoras utilizan la misma cuenta para fines personales y empresariales. El acceso al crédito es el principal cuello de botella. Tres factores principales contribuyen a esta dificultad: la excesiva burocracia, el elevado costo de los préstamos y, sobre todo, la discriminación racial.
El estudio revela que al 44% de las personas afroemprendedoras de Brasil le fueron denegadas sus solicitudes de crédito. Esta situación lleva a muchas personas afroemprendedoras a recurrir a fuentes informales de crédito, como amigos, familiares o incluso microcréditos productivos, lo que refuerza la exclusión financiera estructural a la que se enfrenta esta población.
Las personas afroemprendedoras brasileñas, en particular, prefieren ampliar los límites de sus tarjetas de crédito para financiar sus negocios, mientras que las argentinas buscan préstamos de agentes no bancarios. A su vez, las de Colombia, Perú y Panamá recurren más a préstamos familiares o microcréditos.