Un curso para gestionar la diversidad desde una perspectiva de salud mental en las empresas

¿Por qué creen que los enfoques tradicionales de diversidad, equidad e inclusión muchas veces no contemplan la salud mental?

Los enfoques tradicionales de DEI suelen enfocarse en aspectos visibles como género o raza, dejando fuera la salud mental, ya sea por el estigma o por su falta de visibilidad. Sin embargo, la salud mental es fundamental para crear una cultura organizacional saludable y sostenible.

¿Por qué consideran importante este abordaje?

Muchas empresas caen en culturas tóxicas donde el estrés y el burnout son la norma, lo que afecta no solo el bienestar de los colaboradores, sino también su productividad y compromiso. En mis años como consultora vi muchos líderes a los que se les exigía ser más diversos e inclusivos mientras se les pedía que trabajen 24/7 sin importar su propio bienestar. Esta es la primera incongruencia que uno suele encontrarse en las organizaciones.

Incluir la salud mental en las políticas de DEI es clave para fomentar entornos de trabajo donde las personas se sientan seguras, apoyadas y capaces de dar lo mejor de sí, evitando la sobrecarga emocional y los efectos negativos a largo plazo. No se puede transformar la cultura de una organización desde la diversidad si no se incorpora una perspectiva de salud mental de manera transversal.

¿Cuáles considerás que son los principales desafíos que las organizaciones tienen por delante al incorporar una perspectiva de salud mental?

Los principales desafíos incluyen el estigma persistente, que hace que muchas personas no se sientan cómodas hablando de sus problemas o buscando apoyo. Además, la falta de formación en líderes y equipos de recursos humanos es otro obstáculo importante, ya que no siempre cuentan con las herramientas para detectar o manejar estos problemas de forma adecuada.

Otro reto es el cambio cultural: muchas empresas tienen políticas laborales que fomentan el estrés, o cargas de trabajo que generan burnout, y modificar estas dinámicas requiere una inversión en tiempo, recursos y voluntad. A esto se suma la falta de acceso a programas o servicios de apoyo adecuados, lo que limita las acciones que pueden tomar.

Finalmente, es esencial trabajar con especialistas para integrar esta perspectiva de forma efectiva, no solo en el diseño de políticas y protocolos, sino también en las capacitaciones. Solo con el apoyo de expertos se pueden crear entornos de trabajo saludables y sostenibles, donde el bienestar mental sea una prioridad real.

¿De qué manera la perspectiva de salud mental puede mejorar las políticas de diversidad e inclusión en una organización?

Incorporar la perspectiva de salud mental mejora las políticas de diversidad e inclusión al reconocer que el bienestar mental es una parte fundamental de la experiencia humana y que afecta a todas las personas, independientemente de su género, raza, orientación sexual o cualquier otra dimensión de diversidad. Esto amplía el enfoque de DEI, permitiendo que las organizaciones aborden de manera más completa las necesidades de su gente.

Además, una política inclusiva que contemple la salud mental genera un entorno donde las personas se sienten seguras de expresarse, buscar apoyo y trabajar de manera sostenible. Esto no solo fomenta la equidad al brindar las mismas oportunidades de desarrollo y bienestar, sino que también ayuda a retener el talento y a reducir el agotamiento y el estrés, creando equipos más productivos y cohesionados. En última instancia, al integrar la salud mental en las políticas de DEI, se promueve una cultura más empática, inclusiva y respetuosa, donde las personas se sienten valoradas en todas sus dimensiones.