Mujeres programando futuro: equidad de género en el sector tecnológico
Por Stephanie Simonetta
Concluyó la 4ta edición del programa de Mediapila que abre nuevas oportunidades para mujeres en tecnología. Luciana Eraso, Responsable Institucional, Marketing & Comunicación de la Fundación, conversó con Diversa Noticias sobre esta iniciativa, las alianzas que desarrollan con empresas para potenciarla y el impacto que tuvo en más de 300 mujeres.
Desde hace 19 años Fundación Mediapila trabaja para promover la inclusión laboral de mujeres en situación de vulnerabilidad social y económica. Originalmente el foco estaba puesto en la enseñanza del oficio de costura. ¿Cómo fue que comenzaron a capacitar en programación?
El proyecto comenzó en 2020. Principalmente, veíamos la brecha digital y, más allá de esa brecha, el desempleo juvenil, especialmente en los sectores más vulnerabilizados. Muchas veces venían las hijas de las mujeres con las que trabajábamos en el área de costura y ahí podíamos escuchar lo que estaba sucediendo con esa otra generación.
Comenzamos en 2020 con la pandemia, todo un desafío. En 2021 tuvimos la primera experiencia trabajando de forma anual y desde ahí fue todo crecimiento.
¿Qué aprendizajes tomaron de su experiencia trabajando en capacitación en costura?
La experiencia que nos dejó trabajar en el área de costura tiene que ver con la importancia de promover redes. Sabemos que además del enfoque técnico tiene que estar a la par el desarrollo personal y las habilidades blandas para que suceda la inserción laboral. Así que trabajamos de una manera 360 y confiamos en que si lo pudimos hacer en costura, lo podíamos hacer en tecnología, siempre con esa misma forma de promover la red.
¿Hubo un cambio de población entonces entre una capacitación y la otra?
Sí, el público de costura apunta más bien a mujeres adultas, por lo general es una población del tipo jefa de familia, quienes no pueden salir a trabajar afuera y necesitan manejar sus tiempos. El de tecnología es un público más joven, de entre 18 y 28 años. Para nosotros es como plantar una semillita tanto desde lo técnico como lo social, porque por la brecha de género es un público al que quizás nadie le dijo que podía trabajar en esto. Es una semilla para que no se queden con la capacitación en Mediapila, sino que sigan capacitándose.
En relación a la brecha de género, a diferencia de la costura, la tecnología es un ámbito tradicionalmente masculinizado. Entonces ¿qué desafíos les planteó comenzar a trabajar en este sector?
Sí, vemos que hay una falta de modelos a seguir, que por lo general el rol masculino es el que está arriba. El desafío como siempre es romper los estereotipos de género. Lo que buscamos es generar redes de apoyo, porque nosotras solas, por más que queramos, no podemos.
Y la red de apoyo es también generar alianzas, por ejemplo como hicimos con la R.E.D. de Empresas por la Diversidad de la Universidad Di Tella.
¿Cómo fue que generaron esa alianza y en qué consiste?
Este año desde la R.E.D. nos convocaron a participar de uno de sus encuentros para contar los desafíos y prejuicios que existen a la hora de la inclusión laboral, en nuestro caso desde el género particularmente. A veces se nos hace muy difícil llegar a lo empresarial, poder mostrar qué es lo que sucede con cada una de las mujeres que pasan por Mediapila. Y por ser convocadas por la R.E.D. notamos cierto compromiso e interés de las empresas, de preguntar, de querer saber cómo se podrían involucrar.
Y finalmente les llevamos la propuesta de hacer con ellos el evento de cierre de la 4ta edición de Mujeres Programando Futuro y fue genial. Estamos súper alineados con los objetivos, con cómo vemos la realidad y cómo queremos que cambie esa realidad.
¿Qué buenas prácticas desarrollaron en alianza con empresas?
Accenture, por ejemplo, nos apoya hace muchísimos años en el programa de emprendedurismo. Y cuando empezamos a conversar sobre este proyecto de Mujeres Programando Futuro, al principio no veían viable la incorporación de mujeres egresadas de la fundación. Hay un prejuicio que sucede en las empresas en general sobre lo técnico, el inglés, etc.
Pero bueno, nosotros no nos quedamos ahí, íbamos contándoles la evolución del programa, cuántas chicas iban egresando. Y, al mismo tiempo, las chicas que iban egresando se postulaban a puestos de Accenture por fuera, independientemente de nosotros. Entonces empezamos a encontrar un punto de encuentro. Nos ofrecieron becas de inglés que hasta el día de hoy siguen para que las chicas se capaciten durante el año.
Hasta que les comunicamos: “miren que hay egresadas de Mediapila que hoy ya están trabajando en Accenture” y ahí nos empezaron a apoyar en el programa, ya no solo en el área de costura. Hoy es uno de los principales apoyos que tenemos, pero también hoy hay chicas que están trabajando en, por ejemplo, Mercado Libre, Arbusta, ITR, SMS Sudamericana, Microsoft, Farmacity.
A veces podemos contar de nuestra experiencia o pensar ideas, pero también podemos alinearnos a diferentes posibilidades a partir de las necesidades específicas de las empresas. En ese sentido, otra buena práctica que tuvimos y que nos gustaría replicar fue con MSA, una empresa de tecnología en la que sumamos proyectos por tiempo limitado. El mayor desafío para las chicas es el primer trabajo. Y una forma de empezar a adquirir experiencia es tener proyectos por un tiempo determinado que además puedan sumar a su currículum.
¿Cómo es el acompañamiento una vez que las mujeres terminan el curso?
Tenemos una red de nuestra comunidad, un grupo en donde están las egresadas, las alumnas, y todo el tiempo vamos compartiendo oportunidades para que ellas se actualicen, tomen algún curso, alguna beca.
Además, hacemos un seguimiento uno a uno cuando egresan a los 3, 6 y 12 meses. Muchas veces nos escriben ya recibidas porque tienen una entrevista y estamos presentes para acompañarlas.
¿Qué desafíos enfrentan las egresadas para insertarse en el mercado laboral de este sector?
Además de los prejuicios y la brecha de género, hay muchos requisitos en los puestos, cada vez se piden más semiseniors, seniors y que sean bilingües. Por eso es que son tan necesarios esos primeros trabajos, aunque sean por proyectos con tiempo determinado, porque las egresadas necesitan tener experiencia. Ahí es donde necesitamos más acompañamiento de empresas para generar este tipo de proyectos.
Por esto surgió nuestra nueva área de servicio: estamos comenzando a ofrecer servicios de desarrollo tecnológico por proyectos que se facilitan a las empresas ante una necesidad de tecnología, para que sumen un proveedor social. Para eso hacemos el nexo con las chicas que tengan un perfil acorde a lo solicitado para el proyecto específico.
¿Qué impacto tuvo Mujeres programando futuro al día de hoy?
En 2024 tuvimos más de 70 egresadas y desde que comenzó el proyecto más de 300. 40% consiguió un trabajo o logró mejorar su trabajo; igualmente estos resultados se ven a más largo plazo. Y 76% continúa formándose en tecnología. El curso busca eso, que no abandonen, que vean a la tecnología como una posibilidad y, sobre todo, que se sigan formando en esta área. Por eso mencionaba que plantamos una semilla para que ellas puedan seguir adelante.