Comunidad CORDERO: cómo una PyME industrial creó un modelo de inclusión premiado por ACDE

En la 15va edición del Premio ACDE Enrique Shaw, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) distinguió a Esteban Cordero SRL con el galardón en la categoría PyMES. El reconocimiento llegó por el programa “Comunidad Cordero”, una iniciativa que promueve la inclusión laboral de personas en situación de vulnerabilidad, especialmente con discapacidad.

“Comunidad CORDERO nos ayudó a mirar nuestro propio entorno de trabajo con otros ojos”, destacó Rosana Cordero, Socia Gerente de la compañía. Conversamos con ella para conocer cómo nació el proyecto, qué transformaciones generó puertas adentro y cuáles son los nuevos desafíos que trae este premio para una PyME familiar que decidió poner la inclusión en el centro de su estrategia.

– ¿Cómo surgió Comunidad CORDERO y qué problemática específica busca atender?

Comunidad CORDERO nació en 2016, a partir de una inquietud muy simple pero profunda: entender qué podíamos hacer, desde una PyME industrial, para abrir oportunidades laborales a personas que históricamente habían quedado fuera del mercado formal.

Veíamos una realidad concreta: había talento, ganas y potencial en personas en situación de vulnerabilidad -especialmente con discapacidad-, pero muy pocas empresas estaban preparadas para recibirlas.

Nos propusimos entonces romper esa barrera. No desde un lugar asistencialista, sino desde la convicción de que el trabajo digno transforma vidas y también transforma a las organizaciones que se animan a incluir.

– ¿Qué cambios observaron dentro de la empresa tras la puesta en marcha de esta iniciativa?

Lo primero que cambió fue la cultura. Comunidad CORDERO nos ayudó a mirar nuestro propio entorno de trabajo con otros ojos: pensar en accesibilidad, en comunicación clara, en ritmos distintos, en acompañamientos personalizados. Eso generó algo que para mí es invaluable: más empatía, más colaboración y más orgullo por pertenecer.

Los equipos empezaron a comprender que la diversidad no es una carga, sino una oportunidad para aprender y mejorar. Y a nivel productivo también se vio: roles mejor definidos, procesos más ordenados y un ambiente de trabajo más humano y consciente.

– ¿Qué desafíos tuvieron que atravesar para integrar plenamente la diversidad en una PyME familiar?

Varios, y muy reales. En una PyME familiar, todo cambio pasa por las personas. Tuvimos que aprender a gestionar miedos, incomodidades y creencias instaladas.

También hubo un desafío operativo: adaptar tareas, repensar puestos, invertir en infraestructura accesible y, sobre todo, sostener un acompañamiento cercano para que cada persona pudiera desarrollarse a su ritmo.

Nada de eso se resuelve de un día para el otro. Implica formación interna, compromiso genuino y mucha conversación. Pero cada desafío valió la pena, porque nos permitió crecer como empresa y como comunidad de trabajo.

– ¿Qué significa para ustedes recibir el Premio ACDE Enrique Shaw en esta edición?

Recibir este premio es un reconocimiento que nos emociona profundamente. Nos confirma que el camino que elegimos -poner a las personas en el centro, promover la inclusión real y construir una industria más humana- genera un impacto concreto en nuestra comunidad.

Es también un homenaje a nuestra historia: a los valores que nos guiaron durante 70 años, a la visión emprendedora de nuestros fundadores y al compromiso cotidiano de todo el equipo. Este premio valida que la sustentabilidad social no es un anexo de nuestra gestión, sino un eje estratégico que atraviesa todas nuestras decisiones.

– Por último, ¿cómo esperan que este reconocimiento impulse o expanda su programa?

Creemos que este reconocimiento puede ser un fuerte motor para ampliar Comunidad CORDERO en tres dimensiones:

Por un lado, mayor alcance en nuestra cadena de valor y en la comunidad: este premio nos impulsa a seguir construyendo una red más diversa, integrada y comprometida. Nos abre puertas para involucrar a más proveedores, clientes, instituciones educativas y organizaciones locales, fortaleciendo alianzas que permitan ampliar oportunidades para personas con discapacidad y otros colectivos vulnerables.

Por el otro, significa inspiración para otras empresas industriales: el premio nos posiciona como un caso de referencia en el sector metalmecánico y autopartista, un ámbito donde aún es un desafío integrar programas de inclusión sostenidos en el tiempo. Demostrar que es posible hacerlo con seriedad, metodología y resultados concretos puede motivar a otras compañías a sumarse a este tipo de iniciativas.

Y, por último, en cuanto a la escalabilidad interna del programa: al visibilizar este logro, reforzamos la convicción dentro de nuestro propio equipo. Nos permite seguir invirtiendo en capacitaciones, en acompañamiento interdisciplinario y en mejoras de accesibilidad, ampliando el alcance del programa y generando nuevas trayectorias laborales reales. Este premio no es un punto de llegada: es un impulso para seguir profundizando un proyecto que expresa nuestra identidad y refuerza nuestro compromiso con una comunidad que crece con nosotros.