Recomendado de diciembre

Este mes en Cultura Diversa, Paula Napolitano, periodista, recomienda la serie El Secreto del Río (México 2024, creada por Alberto Barrera, 8 episodios, disponible en Netflix)

Recientemente estrenada en Netflix, “El secreto del río” lidera los primeros puestos del catálogo de la plataforma. Creada por Alberto Barrera, tiene motivos de sobra para ocupar ese lugar y ser una de las más vistas del momento.

La serie muestra el enorme valor de la amistad contada a través de la historia de dos niños –Manuel y Erik- completamente diferentes entre sí que se ven obligados a enfrentar diversos desafíos y a callar un oscuro secreto que sellará su vínculo para siempre. A pesar de que se separan durante años, ese secreto los mantiene unidos y al reencontrarse, deben evitar que salga a la luz.

Filmada en México, específicamente en Tehuantepec y en varios municipios del Istmo en Oaxaca, la serie trata múltiples temas como la diversidad de género, etnia, la discriminación, el bullying escolar, el maltrato infantil, el machismo y sus estereotipos, la trata de personas, la corrupción, la aceptación de uno mismo y, además, hace hincapié en lo simbólico de la cultura mexicana: especialmente retrata la cultura istmeña, sus coloridos vestuarios, sus tradiciones y la lengua zapoteca.

El Istmo de Tehuantepec es una región al sureste de Oaxaca que es conocida por ser la cuna de los muxes. Muxe es un término que para la sociedad de la región, y para México en sí, es muy importante ya que representa un emblema de diversidad. No son consideradas personas transgénero, sino que se autoperciben como el tercer género. Su papel en la sociedad mexicana está ligado, mayormente, a asuntos relacionados con el hogar, el trabajo doméstico, el resguardo de la familia y el de su madre en la vejez. La serie, como los muxes, retratan la diferencia entre genitalidad y sexualidad.

La historia se centra en Manuel y Erik. Manuel llega a vivir a casa de su abuela y es señalado por ser distinto. Los estereotipos de la masculinidad no lo representan y ese sentimiento lo lleva a ser víctima de bullying, no solo en la escuela sino por parte de la comunidad en la que vive. Es consciente de que es diferente a los otros niños de su edad, pero no entiende lo que siente. Es a través de los muxes que Manuel aclara sus dudas, entiende su sentir y empieza a descubrir su verdadera identidad. Un fallido intento de abuso sexual hacen que Manuel y Erik se unan en una relación inquebrantable que supera todas las barreras, los años, la distancia y, sobre todo, los prejuicios sobre los roles que la sociedad les impone.

Recomiendo fuertemente verla, regalarse el tiempo de disfrutarla. La crudeza de los temas que aborda se suaviza con la mirada de esos niños que nos obligan a repensar la amistad, el amor, la aceptación y el respeto, valores en los que se cimienta el relato a lo largo de sus 8 episodios. Valores que persisten más allá de cualquier forma, etnia, credo, ideología, apariencia o identidad.

En lo personal, la serie me deja un mensaje enorme y profundo. Manuel dice: “Ni hombre ni mujer, solo quiero ser yo. Yo solo quiero ser libre”. Frase conmovedora y desgarradora que, desde mi punto de vista, más que una frase es un grito de inclusión y aceptación de las diversidades que nos convoca a abordar temas, como el de las infancias trans, sobre del que poco se habla.