La necesidad de incluir al antisemitismo en la agenda de la diversidad
Por Débora Wolosky, Especialista en Recursos Humanos y Directora de la consultora Tikshoret
En un contexto de creciente polarización a nivel global, las agendas de diversidad en las empresas y organizaciones generan debates y reflexiones constantes. Tras un largo camino recorrido se reconoce la importancia de avanzar hacia una mayor equidad, eliminar prejuicios y combatir la discriminación, adaptándose a las necesidades específicas de las personas en sus lugares de trabajo.
En las organizaciones, el desafío es lograr un ambiente con seguridad psicológica, en el que cada colaborador sienta la libertad de expresarse, de crear y producir sin temor a represalias ni censuras. Un espacio en el que la identidad se respete, y que la diversidad aporte y sume y que no sea un obstáculo o un motor de sufrimiento.
Las ventajas que una cultura de respeto promueve son inconmensurables, y se traducen básicamente en un amplio sentido del bienestar. En el plano laboral, generan buenos ambientes en los que está presente la empatía, la comprensión y la aceptación. Pero no sólo eso. Está demostrado que un clima positivo de trabajo también ayuda a mejorar el rendimiento en el sentido de que las personas que se sienten libres, valoradas y seguras tienden a realizar mejor su tarea.
Sin embargo, también en esta temática, la realidad nos impone de manera permanente actualizar la agenda de la diversidad. Un ejemplo concreto y relevante se dio a partir de los atentados terroristas perpetrados por Hamás, en el sur de Israel, del 7 de octubre de 2023, que incluyó asesinatos, violaciones, torturas y secuestros, y sobre el que hay que subrayar que aún hoy se desconoce el paradero de casi cien personas, entre ellas, niños.
Esta brutal masacre despertó nuevas y sutiles formas de antisemitismo, que fueron disparadores de dolor, inseguridad e incomodidad para las personas de origen judío, y para todos aquellas que, sin ser judías, rechazan los prejuicios y condenan el terror y la violencia.
Tras el 7 de octubre, fuimos testigos del surgimiento del “antisemitismo líquido”, un concepto que abarca aquella forma de odio que se mueve de manera aparentemente superficial, que no reclama rigurosidad ni conocimientos específicos; que aparece en formas de recortes de la realidad o de contenidos en redes sociales.
En este “antisemitismo líquido”, los prejuicios antijudíos no siempre son evidentes, pero consolidan sesgos inconscientes que perpetúan estereotipos. Estos se filtran en discursos, a veces mediante insinuaciones, y de comportamientos, a través de micro-agresiones, todo de manera más insidiosa.
Al ser de carácter “líquido”, este antisemitismo se moldea según las circunstancias, va adoptando narrativas y camuflándose. Este tipo de discriminación solapada también debe atenderse y debe prevenirse.
Estar atentos, visualizar estas prácticas nocivas, hablar de antisemitismo sobre la base información y documentación histórica, es el primer paso que deben dar las empresas responsables y comprometidas con el bien social y con la seguridad de sus equipos.
La inclusión del antisemitismo en la agenda de la diversidad no solo es una cuestión de justicia histórica, sino también de responsabilidad colectiva. Reconocer y abordar este fenómeno, en todas sus formas, es un acto de coherencia con los valores que las organizaciones proclaman al defender la diversidad. No se trata únicamente de proteger a las personas de origen judío, sino de sentar un precedente claro frente a cualquier tipo de odio o exclusión, fortaleciendo la cultura del respeto y la empatía que todos merecen.
En este contexto, vale la pena destacar que, desde hace un año, existe una iniciativa que es también una gran caja de herramientas. Se llama JAE3, la Red de Judíos Argentinos Emprendedores, Ejecutivos y Empresarios contra el antisemitismo, que trabaja por una sociedad tolerante, diversa, inclusiva y democrática.
La red propone diversos abordajes, como talleres de sensibilización, recomendaciones específicas, visitas al Museo del Holocausto y charlas con expertos, que toda organización puede pedir para desarrollar en su ámbito.
Generar actividades de concientización, dinámicas inclusivas de reconocimiento, comunicar reglas claras y contar con protocolos de acción específicos son elementos fundamentales para toda empresa que procure garantizar un entorno laboral seguro y respetuoso.
El desafío de las empresas y organizaciones modernas es construir comunidades laborales donde no haya espacio para los prejuicios ni para las narrativas que los perpetúan. Establecer un compromiso activo contra el antisemitismo es una declaración inequívoca de que cada colaborador, sin importar su origen, religión o identidad, tiene un lugar seguro en el que puede desarrollarse plenamente. Esta es la única manera de construir un entorno laboral que no solo sea productivo, sino también ético y humano.
Más información sobre JAE3, la Red de Judíos Argentinos Emprendedores, Ejecutivos y Empresarios contra el antisemitismo, aquí.