Por Marisol Aguilar, Subdirectora de RacismoMX. Nota publicada originalmente en el Linkedin de la R.E.D. de empresas por la diversidad de la Universidad Di Tella.

Reconocer que el racismo existe es el primer paso para comenzar con la conversación, comprender el origen de este, su impacto social y económico, así como los estragos que ha dejado y acciones para combatirlo.

El racismo es un sistema de opresión, que si bien tiene más de 500 años en América Latina, se ha ido adaptando de diversas formas a los diferentes contextos y temporalidades. Pero la lógica de su funcionamiento se mantiene estática. Los prejuicios y estereotipos en contra de ciertos cuerpos con determinadas características; los actos de discriminación hacia esos cuerpos jerarquizados por quienes son, y la opresión que experimentan algunas personas en beneficio de otras, siguen existiendo y siendo parte del día a día de las sociedades latinoamericanas.

Lo anterior cobra relevancia en la actualidad, cuando estas dinámicas de opresión se mantienen vigentes en diversos ámbitos como en lo laboral. A pesar de existir leyes que prohíben la discriminación por razones como las étnico-raciales, en la mayoría de los países en la región, estas prácticas están arraigadas y las empresas siguen mostrándose indiferentes a las consecuencias que genera el racismo históricamente opresivo. Es decir, la mayoría de las empresas  aún no toman como algo significativo la racialidad de las personas, que implicaría reconocer que las experiencias, contextos y necesidades cambian y en su caso se agravan en algunos de nosotros. Por lo que es necesario nombrar que el racismo es un sistema de opresión que estereotipa, discrimina y oprime a las personas indígenas, afrodescendientes, negras y aquellas que aunque no se autodeterminan como las anteriores, experimentan racismo por su fenotipo o tonalidades de piel morena.

A pesar de ser pocas, algunas empresas, cuyas oficinas centrales se ubican en Estados Unidos, han emprendido acciones antirracistas. Es importante destacar que la creación de acciones antirracistas en las empresas en los últimos años, fue, lamentablemente, impulsada por el asesinato de George Floyd, un hombre afrodescendiente asfixiado por la policía estatal en Minneapolis mientras lo detenían. Este suceso fue muy intenso porque además venía acompañado de otros eventos de represión estatal que generaron y siguen generando obstáculos para las personas afrodescendientes en la vida cotidiana.

En esta medida, las empresas comenzaron a agregar a sus áreas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) acciones para trabajar en contra del racismo dentro de las mismas. Esto trajo diversas preguntas, porque el racismo no solo existe en Estados Unidos, ni se experimenta de la misma manera (segregacionista). Es decir, al llevar estas líneas de trabajo en las áreas de DEI en las empresas que tienen presencia en otros países, tuvieron que preguntarse por primera vez cómo el racismo se vive en esos espacios, por ende, en esos países y en esos contextos. Por eso, insistimos desdeRacismoMX que el racismo se adapta al contexto y a la temporalidad.

En este sentido, diversas empresas han comenzado a crear acciones tendientes a conocer a las personas trabajadoras como el levantamiento de información a través de los Self-ID donde además de desagregar la información para conocer su identidad sexo-genérica, o si tienen alguna discapacidad, entre otras, ahora también se levanta información sobre su etnicidad y racialidad.

También han emprendido otras acciones tendientes a sensibilizar y entender a qué nos referimos cuándo se habla de racismo, las empresas han comenzado a crear programas de sensibilización y posterior capacitación a sus empleados, han realizado campañas de no discriminación, incluyendo a personas racializadas o incluso a crear programas de “reverse mentoring”. Estas últimas son sesiones planeadas para que las personas racializadas de menor seniority mentoreen a directivos y gerentes de las empresas con el objetivo de que conozcan los contextos, experiencias y necesidades diferenciadas de las personas racializadas frente al racismo en diversos ámbitos laboral, económico, familiar, etc.

Además de crear acciones al interior de las empresas, también hay ejemplos de gran impacto hacia afuera de las empresas. Como Target Corporation que, entre varias acciones que ha llevado a cabo con empresas que pertenecen a personas negras, se ha comprometido para que en 2025 por lo menos 500 marcas que se venden en la tienda, sean de personas afrodescendientes. Es decir, hay un compromiso directo en la empresa para que no solo dentro de la misma se promuevan políticas de DEI, sino que además haya un sentido de pertenencia con la sociedad al también promover hacia afuera este compromiso con la equidad racial y hasta el momento su estrategia ha tenido éxito, siendo proclive la mejora en las ventas de la empresa.

En conclusión, hay varias acciones enfocadas en diversificar las empresas para comprender a quienes trabajan en ella y para ella, pero este compromiso sólo se hará realidad cuando las iniciativas tiendan a valorar y entender el impacto de las aportaciones de distintos grupos en el trabajo día a día. Tal como sucedió y sigue sucediendo en Target, donde incluso la población en general prefiere comprar porque venden específicamente marcas que pertenecen a grupos afrodescendientes.