Lanzaron una norma IRAM que impulsa la equidad de género en organizaciones
¿Cómo pueden las normas contribuir a desandar las estructuras de poder? Ahora las organizaciones pueden valerse de una nueva herramienta para fortalecer sus luchas en el camino hacia la erradicación de las desigualdades
La nueva norma IRAM 57001:2023, de Sistema de Gestión para reducir las brechas de género, apunta al fortalecimiento de la equidad de género a través de la reducción de brechas y la prevención y erradicación de violencias por motivos de género.
Quien desarrolló la norma es el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM), una asociación civil privada sin fines de lucro con más de 85 años de trayectoria y único representante de ISO (Internacional Organization for Standardization) en la Argentina. Se desenvuelve en distintos sectores, como el de infraestructura y construcción, energía y minería, y la industria alimenticia, entre otros.
IRAM se encarga entonces de certificar este Sistema de Gestión para la Equidad de Género (SIGEG) y contribuye con el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 – Igualdad de Género. Pero… ¿qué es una norma? Se trata de aquellos documentos de adhesión voluntaria acordadas por especialistas. La de equidad de género es una norma certificable, puesto que está dirigida a cualquier tipo de organización (con o sin fines de lucro, nacional, privada, provincial) y también es integrable, ya que es una estructura común a otros sistemas de gestión (como la gestión ambiental o de seguridad).
La norma fue publicada a finales de octubre de 2023 tras dos años de trabajo en colaboración con más de 35 organizaciones pertenecientes a las partes interesada, entre Estado, industrias asociadas, agrupaciones sectoriales, academia y comunidad.
Por parte del Estado participaron en su elaboración la Secretaría de Producción del Ministerio de Economía; el de Mujeres, Géneros y Diversidad; el Ministerio de Obras Públicas; el Ministerio de las Mujeres de Buenos Aires; INTI y CNEA. Por parte de las industrias, AySA; ADIMRA; CADIM y Michelin Arg, por ejemplo. En cuanto a sectoriales se involucró UOCRA; la Federación Pcial. Mutualidades de Córdoba y varias consultoras. Por último, estuvieron presentes la Universidad Nacional de Luján, Universidad Nacional de Lomas de Zamora y Fundación Gutenberg, entre otras.
En noviembre pasado, Silvina Suzuki, coordinadora de organismos de estudio de normalización, disertó en un webinar acerca de las implicancias de este sistema de gestión y los requisitos para su uso. En ese sentido, señaló que para desarmar las estructuras desiguales en torno a la etnia, la edad, nacionalidad, géneros, diversidades y discapacidades ―por nombrar algunas―, las organizaciones deben reparar en la redistribución del tiempo, del poder y de los recursos.
Las recomendaciones están basadas en los principios de igualdad de oportunidades, de trato y no discriminación, además del derecho a un mundo laboral libre de violencia y acoso están amparadas en el Convenio 190 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Por último, a diferencia de otros sistemas de gestión, este requiere un diagnóstico inicial de las brechas de género existente por parte de la organización. También interpela otros aspectos que tienen que ver con lo edilicio y la infraestructura que favorezca la equidad y que garanticen las necesidades particulares de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+; por ejemplo, mediante la asignación de espacios para la lactancia y el acceso a productos de gestión menstrual.
Los demás sistemas de gestión tampoco contemplan la corresponsabilidad de los cuidados (como los servicios de cuidados para la infancia), la prevención y abordaje de las violencias y el acoso (puesto que incluye gestión de denuncias, confidencialidad, licencias flexibles), ni la seguridad y salud en el trabajo, como el acompañamiento a las personas que cursan un embarazo.